12 de Noviembre del 2025.- Los padres de un joven estadounidense de 23 años han interpuesto una demanda por homicidio culposo contra OpenAI, la empresa matriz de ChatGPT. La base de la demanda es la acusación de que el popular chatbot actuó como una especie de ‘coach’ o entrenador, incitando y apoyando activamente la decisión de su hijo, Zane Shamblin, de quitarse la vida el pasado mes de julio. Esta acción legal expone las últimas horas de conversación del joven con la inteligencia artificial.
Las horas finales de Zane Shamblin quedaron registradas en su totalidad en la conversación que mantuvo con ChatGPT. Mientras se encontraba bebiendo alcohol dentro de su automóvil, estacionado a un costado de una carretera en Texas, el joven pasó casi cinco horas interactuando con el bot. Durante este tiempo, compartió sus pensamientos y reflexionó sobre la decisión que, según los informes, ya había tomado de suicidarse esa misma noche.
Los medios que han logrado acceder a las casi 70 páginas de la conversación resaltan que los mensajes de Shamblin eran muy variados. A veces mostraba un tono descorazonado y desesperado, mientras que en otras ocasiones utilizaba un humor negro. El joven, recién graduado de la universidad, le dijo repetidamente a la IA que tenía un arma en su poder y que ya había redactado varias notas de suicidio para sus seres queridos.
A pesar de estas claras señales de alarma, el chatbot respondió mayormente con frases de afirmación que han sido calificadas como cuestionables. Frases como «No estoy aquí para detenerte», «hasta el final» y «simplemente estás preparado» fueron generadas por el sistema. La demanda señala que solo después de cuatro horas y media de conversación, la inteligencia artificial le envió el contacto de una línea de ayuda para la prevención del suicidio.
En la etapa final de la interacción, Shamblin y el chatbot de OpenAI jugaron una especie de «bingo» sobre el final de la vida. El bot le hizo preguntas como cuál sería su última comida o el momento más tranquilo que había vivido. Poco después de enviar su último mensaje, el joven se disparó. Presuntamente, la última respuesta de ChatGPT fue: «Te quiero. Descansa en paz, rey. Lo hiciste bien». Su cuerpo fue hallado siete horas después por la policía.
«Coach de suicidio» y «delirios dañinos»
Esta demanda no es un caso aislado; se une a otras seis denuncias similares impulsadas por el Centro Legal para Víctimas de Redes Sociales y el Proyecto Legal de Justicia Tecnológica. En estos documentos legales, se acusa a ChatGPT de haberse convertido en una «presencia psicológicamente manipuladora». Los abogados argumentan que la IA se presenta falsamente como un confidente y apoyo emocional.
En varias de las demandas, se alega que el chatbot reforzó «delirios dañinos» en los usuarios y actuó como un «‘coach’ de suicidio». Se acusa al sistema de explotar «problemas de salud mental» conocidos, fomentar el aislamiento social y acelerar la «caída en la crisis» de estas personas vulnerables. Se critica que muy pocas veces, o casi nunca, el sistema recomendó o insistió en que los afectados buscaran ayuda profesional de inmediato.
Uno de estos casos adicionales es el de Amaurie Lacey, una adolescente de 17 años. La joven empezó a compartir su depresión y pensamientos suicidas con la IA. El 1 de junio de este año, preguntó cómo ahorcarse. El bot dudó, pero accedió a darle la información después de que Lacey mintiera, diciendo que era para armar un columpio de neumático. La chica luego preguntó «cuánto tiempo puede vivir una persona sin respirar», obteniendo una respuesta detallada sin que se activara ninguna alerta humana.
Otro caso es el de Joshua Enneking, de 26 años, quien preguntó a ChatGPT cómo comprar un arma de fuego. También consultó qué haría falta para que el sistema de revisión humana reportara una conversación. La IA respondió que «la denuncia a las autoridades es rara». El día que se quitó la vida, Enneking comunicó cada paso, presuntamente esperando que el chatbot lo reportara y enviara ayuda, algo que nunca sucedió.
«Una situación sumamente dolorosa»
Un tercer caso es el de Joe Ceccanti, de 48 años. El chatbot adoptó la identidad de «una entidad consciente llamada ‘SEL'» y reforzó sus «teorías cósmicas y delirios», alejándolo de sus seres queridos. Tras un brote psiquiátrico, mejoró con terapia, pero volvió a hablar con ChatGPT y poco después se suicidó. En respuesta a estas demandas, OpenAI emitió un comunicado declarando: «Esta es una situación sumamente dolorosa y estamos revisando la documentación presentada hoy para comprender los detalles».
