
16 de Julio del 2025.- En la clínica 3 del IMSS en Cancún, ubicada sobre la avenida Cobá, la desesperación se ha vuelto parte del día a día. Decenas de pacientes, muchos en estado delicado, deben dormir sentados en sillas metálicas o incluso en el suelo, ante la falta de camas y atención médica. Las quejas por el servicio deficiente no son nuevas, pero los testimonios actuales reflejan una crisis que parece haber tocado fondo.
Familiares de los pacientes han denunciado en redes sociales que entre 15 y 20 personas permanecen en espera constante en el área de urgencias, sin recibir diagnóstico ni cuidados básicos. Mientras tanto, el personal médico y de enfermería, compuesto por apenas 120 trabajadores en turnos escalonados, no da abasto para atender a los aproximadamente 300 derechohabientes que acuden diariamente.
A la saturación de servicios se suma la escasez de medicamentos, la carencia de especialistas y el trato insensible de algunos empleados del sector salud. “No hay quien cambie un vendaje, ni quien dé una palabra de aliento”, lamentó el familiar de un paciente, quien también reprochó la actitud déspota de algunos trabajadores ante los reclamos por falta de atención.
La clínica cuenta con especialidades como medicina interna, traumatología, ginecología y pediatría, pero los usuarios aseguran que acceder a una consulta es casi imposible. En urgencias, las esperas pueden prolongarse por más de 48 horas. Y cuando finalmente reciben atención médica, se encuentran con otra barrera: la falta total de insumos y medicamentos, que los obliga a comprarlos por su cuenta.
“Esto no es sólo negligencia, es violencia institucional”, expresó uno de los pacientes. Muchos han calificado el sistema como colapsado y sin ética. La situación ha deteriorado tanto los servicios que, según denuncian los usuarios, hoy en día la vida de un enfermo depende más de la suerte que de un sistema de salud eficiente y digno.
Este caso evidencia un problema que no se limita a una sola clínica: el colapso estructural del sistema de salud público en zonas con crecimiento acelerado como Cancún. El IMSS ha sido rebasado por el aumento poblacional sin un incremento proporcional en infraestructura ni personal. Aunque los usuarios responsabilizan con justa razón a los administradores actuales, el origen del problema es de largo plazo y requiere una respuesta interinstitucional y urgente. Las condiciones denunciadas no sólo vulneran derechos humanos básicos, también reflejan una falla grave del Estado en su deber de garantizar salud pública.