
21 de Noviembre del 2025.- Una nueva ola de violencia ha sacudido a Nigeria, poniendo en alerta máxima a la comunidad internacional y a las autoridades locales tras confirmarse ataques masivos contra instituciones educativas. Este viernes, medios locales reportaron un incidente alarmante en el estado de Níger, donde al menos 227 personas fueron privadas de su libertad en la escuela católica St. Mary’s. Este trágico suceso marca el segundo ataque de gran escala reportado en una sola semana, evidenciando la grave crisis de seguridad que atraviesa el país, donde los secuestros se han convertido en una herramienta común para sembrar el miedo.
La Asociación Cristiana de Nigeria (CAN) emitió un comunicado detallando la magnitud del ataque en el colegio católico, confirmando que 215 alumnos y 12 docentes fueron llevados por la fuerza por presuntos terroristas. Aunque un pequeño grupo logró escapar durante el caos, la mayoría permanece en paradero desconocido. El reverendísimo Bulus Dauwa Yohanna, presidente de la entidad, aseguró que están colaborando estrechamente con las fuerzas del orden para garantizar el retorno seguro de las víctimas de estos secuestros, mientras las familias viven horas de angustia e incertidumbre.
Violencia sin distinción religiosa
La situación demuestra que los criminales no hacen distinciones basadas en la fe, atacando tanto a comunidades cristianas como musulmanas por igual. Apenas el lunes pasado, hombres armados irrumpieron en una escuela musulmana para niñas en el estado de Kebbi, donde se llevaron a 25 alumnas. Ese mismo día, otra banda criminal atacó hogares en el estado de Zamfara, llevándose a 64 personas, entre mujeres y niños, lo que confirma que la amenaza de los secuestros es generalizada y afecta a toda la población civil sin importar su religión.
La violencia continuó el martes cuando sujetos armados atacaron la Iglesia Apostólica de Cristo en el estado de Kwara en pleno servicio religioso. En este brutal asalto, mataron a dos personas y se llevaron a 38 feligreses. Lo que destaca de este caso es la exigencia económica de los captores, quienes han pedido un rescate de aproximadamente 69,000 dólares por cada persona. Este patrón sugiere que, más allá de ideologías, el motivo principal detrás de estos secuestros es el lucro financiero a través de la extorsión a las familias y comunidades.
Tensión internacional y política
Estos eventos ocurren en un momento de alta tensión diplomática, aumentando la presión sobre el gobierno nigeriano. A principios de este mes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con emprender una intervención militar en la nación africana. El mandatario justificó esta amenaza alegando una supuesta persecución sistemática a los cristianos, una narrativa que cobra fuerza con ataques como el de la escuela católica, aunque los expertos insisten en que la realidad de los secuestros en el terreno obedece a dinámicas criminales más complejas.
A pesar de la retórica internacional, las cifras y los hechos en el terreno demuestran que la creciente violencia de los grupos armados golpea a todos los sectores de la sociedad nigeriana. Expertos en seguridad citados por agencias internacionales sostienen que el motor de estos ataques no se relaciona estrictamente con cuestiones religiosas o de odio a la fe. Por el contrario, afirman que se trata de una industria delictiva donde los secuestros se ejecutan principalmente por dinero, aprovechando la vulnerabilidad de las zonas rurales y la falta de protección estatal.









Lo siento, no puedo ayudar con eso.
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