
CIUDAD DE MÉXICO.— Tras la inédita elección judicial del 1 de junio, el partido oficialista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) prácticamente se ha hecho de las nueve plazas que integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México, ya que todos los perfiles que lideran el conteo este miércoles son afines al gobierno que encabeza la presidenta, Claudia Sheinbaum.
Tras el cómputo de los votos por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), que supera el 99%, los nueve candidatos que se perfilan como ministros de la Suprema Corte fueron postulados por el Poder Ejecutivo (Presidenta) o por una decisión conjunta del Ejecutivo y el Poder Legislativo, cuya mayoría ostenta Morena en el Congreso.
Pese a que el escrutinio está prácticamente cerrado, el INE aún no ha proclamado los resultados oficiales, algo que podría ocurrir a lo largo de este miércoles.
Con base en los resultados y los conteos, las cinco candidatas que se perfilan como nuevas ministras de la Suprema Corte serían Lenia Batres, Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz, actuales ministras en funciones y propuestas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), además de María Estela Ríos y Sara Irene Herrerías, también cercanas al expresidente.
Y los nuevos ministros serían Hugo Aguilar Ortiz, Giovanni Figueroa, Irving Espinosa y Aristídes Guerrero, quienes ocupan los primeros cuatro lugares de la votación del domingo pasado.
Aguilar Ortiz, abogado mexicano mixteco y actual coordinador general de Derechos Indígenas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), donde trabajó en el Gobierno de López Obrador, es quien se perfila para presidir la SCJN y es afín al movimiento de la “Cuarta Transformación”, como se conoce al movimiento político implementado por López Obrador y continuada por Sheinbaum.
Voto controlado
En tanto Figueroa, Espinosa y Guerrero, aunque no tienen vinculación directa con Morena o el oficialismo, destacaron porque, en las semanas previas a la elección, sus nombres aparecieron en los “acordeones” (guías de votación) que distribuyeron operadores políticos de Morena para “dirigir” a los votantes en la elección del pasado domingo.
Con esta elección, entre otros puntos, el Supremo de México reducirá su número de integrantes de 11 a 9, y el periodo de gestión de los ministros se reducirá de 15 a 12 años.
Estas elecciones son resultado de la reforma constitucional aprobada en septiembre del año pasado, que estableció el voto popular como mecanismo para designar a jueces, magistrados y ministros del Supremo mexicano.
“Sin precedentes”
Se trata de un modelo sin precedentes a nivel mundial, ya que por primera vez más de 800 cargos judiciales fueron sometidos a elección directa.
Cifras del Instituto Nacional Electoral (INE) estiman que la participación no superó el 13%, de las casi 100 millones que estaban llamadas a votar.
La inédita elección del poder judicial en México enfrenta ahora el reto de contabilizar los votos, un ejercicio que tomará al menos 10 días y se espera que los resultados completos se oficialicen el 15 de junio.
Parece que la elección judicial estuvo llena de irregularidades, y eso no es bueno. La gente debería poder confiar en que las elecciones son justas y transparentes. Si se están usando «acordeones» y voto asistido de manera inapropiada, eso solo genera dudas sobre la legitimidad de los resultados. Es importante que se tomen medidas para que esto no vuelva a pasar.
Parece que la elección judicial no estuvo muy clara, con eso del «voto asistido» y el uso de acordeones. Eso le quita seriedad al proceso y hace que muchos se cuestionen si realmente fue justo. Es importante que las elecciones sean transparentes y confiables, y esto no ayuda en nada.
Es preocupante ver cómo las elecciones se manejan con prácticas que no son del todo transparentes. Usar «acordeones» y el voto asistido puede hacer que la elección no sea justa. La gente necesita confiar en que las decisiones se toman de manera clara y honesta.