En medio de señalamientos y cuestionamientos, la propuesta discursiva de cambio en la conducción del Congreso, en línea con los principios del movimiento político en el poder, parece desvanecerse al no reflejarse en los trabajos legislativos. La ausencia de discusiones sobre temas cruciales, como la Ley de Austeridad, la revisión de la política anticorrupción, el respaldo a los grupos productivos del campo y pequeños agricultores, así como la omisión en la revisión de la Ley de Transporte Ferroviario del Estado, que debería ser prioritaria con la entrada en operación del Tren Maya, deja entrever una agenda legislativa ausente.
La falta de atención a estos temas es motivo de preocupación, ya que contradice los compromisos proclamados por el movimiento político en el poder. La propuesta inicial de cambiar el rumbo del Congreso, hacia una dirección más alineada con las demandas ciudadanas, parece haber quedado en el olvido.
Aunque se celebró la aprobación para abrogar la concesión de AGUAKAN en respuesta a una petición ciudadana, este asunto se enfrenta ahora a un complicado camino jurídico. Se teme que este proceso se convierta en un tema más de propuesta electoral, perdiendo así la oportunidad de abordar problemas fundamentales y entregar resultados concretos a la ciudadanía.
La falta de avances en los procesos legislativos también se refleja en la ausencia de foros de consulta, una obligación para cumplir con los requisitos de un Parlamento Abierto. Esta omisión podría abrir espacio para que futuras reformas y leyes sean cuestionadas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), siguiendo la tendencia de desaprobación de legislaturas anteriores.