
21 de abril 2025- La polémica sigue creciendo en torno a la construcción militar de una casa de retiro para elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en las orillas de la laguna de Bacalar. Según denuncias de especialistas, la dependencia federal estaría violando la normativa ambiental, al no presentar el proyecto completo ni cumplir con los procesos de evaluación ambiental requeridos por la ley.
La bióloga María Luisa Villareal calificó de preocupante que la Sedena pretenda justificar la obra como una simple “remodelación”, lo que permitiría una exención de impacto ambiental. Sin embargo, la especialista asegura que no han mostrado estudios, documentos técnicos ni transparencia en el desarrollo del proyecto, lo cual es indispensable para garantizar que no habrá daños al frágil ecosistema de la zona.
Remodelación sin pruebas no basta: se requiere justificación científica
Villareal subrayó que para que una obra califique como remodelación y no requiera autorización de impacto ambiental, es necesario demostrar con fundamentos que no habrá contaminación, uso de maquinaria pesada, ni modificaciones estructurales que afecten el medio ambiente. “No basta con una carta diciendo ‘lo prometo, no haré daño’”, señaló.
Agregó que si la Sedena realiza gestiones ante la Comisión Federal de Electricidad (CFE) o la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA) para ampliar suministros o instalar nueva infraestructura, entonces claramente no se trata de una remodelación, sino de una obra nueva, y eso anula automáticamente cualquier exención.


Bacalar: una zona ecológica de alta fragilidad
La experta también alertó sobre los riesgos adicionales que implica construir en una región como la laguna de Bacalar. La zona es considerada de alta sensibilidad ambiental, ya que alberga un ecosistema oligotrófico con una falla geológica activa y áreas con inestabilidad de laderas, según el CENAPRED.
“Esto no solo pone en peligro el equilibrio del ecosistema, sino también a la población cercana. Cualquier error en la obra podría desencadenar un desastre ecológico o incluso poner vidas en riesgo”, advirtió Villareal. Por ello, considera inaceptable que un proyecto con estas implicaciones no haya sido evaluado con rigor por las autoridades ambientales.
Riesgos de seguridad nacional y falta de inocuidad
Otro punto clave que remarcó la especialista es el hecho de que, al tratarse de una obra de carácter militar, y por tanto relacionada con la seguridad nacional, se eleva el nivel de responsabilidad. “Una obra riesgosa para la población contraviene el principio de inocuidad que exige la legislación para permitir exenciones”, afirmó.
Villareal señaló que no solo se debe evaluar el impacto ambiental, sino también los riesgos para los propios usuarios del recinto y la comunidad aledaña. «Se trata de una zona donde una mala decisión puede tener consecuencias irreversibles», añadió.
Ciudadanía exige el proyecto completo
Colectivos ciudadanos, activistas ambientales y habitantes de Bacalar han comenzado a exigir públicamente que se presente el proyecto completo, tal como sucedió con los terraplenes del Tren Maya. “No queremos otro caso donde las obras se hacen al margen de la ley y después se intenta justificar lo injustificable”, expresó la bióloga.
Se espera que en los próximos días se intensifiquen las solicitudes formales a Semarnat y otras dependencias para que intervengan y verifiquen el cumplimiento de la normativa ambiental. La sociedad civil está decidida a no permitir que se repitan malas prácticas que pongan en peligro su entorno natural.
Posible precedente negativo para obras futuras
Villareal finalizó señalando que si esta obra de la Sedena se permite sin cumplir la ley, podría sentar un precedente negativo para otras instituciones. “La autoridad debe actuar, porque si una institución puede saltarse la ley ambiental sin consecuencias, otras seguirán el mismo camino”, concluyó.
Es genial ver que se están tomando medidas para mejorar la situación, pero a veces siento que las acciones no son suficientes. Es como si se quedaran en promesas y no se vieran resultados concretos. La gente necesita soluciones ya, no solo palabras.
Es genial ver que se están tomando medidas para cuidar el medio ambiente, pero a veces siento que las acciones son más simbólicas que efectivas. Necesitamos que los cambios sean reales y que se sientan en el día a día, no solo promesas que quedan en el aire.