Los Nobel vivirán una nueva ronda de ganadores de los prestigiosos premios precedida en esta ocasión de una polémica por la decisión de la fundación que lleva su nombre de levantar el veto para la ceremonia en Estocolmo a los embajadores ruso y bielorruso, revocada días después tras presiones políticas de dentro y fuera de Suecia.
La Fundación Nobel -encargada de velar por el legado del creador de los premios, Alfred Nobel- comunicó a principios de mes que este año invitaría a los embajadores de todos los países a la entrega para recuperar la tradición, rota en 2022 como reacción a la intervención militar rusa en Ucrania, y para dar el máximo alcance al galardón.
Pero las “fuertes reacciones” en Suecia, incluidas amenazas de boicot de varios partidos políticos, unidas a las quejas del Gobierno ucraniano, hicieron que esta institución se echase atrás, aunque los embajadores ruso y bielorruso sí podrán acudir, al igual que el año pasado, a la ceremonia de Oslo, donde se entrega únicamente el Nobel de la Paz.
“Si de año a año hay que decidir qué países merecen estar presentes, sería un trabajo enorme. No sólo hay guerra en Europa, también en África y en Asia”, respondió el secretario del Comité Nobel noruego, Olav Njølstad, a las presiones de Kiev.
Alfred Nobel (1833-1896), un magnate sueco que se hizo millonario con inventos como la dinamita, decidió en su tiempo que el premio de la Paz fuera otorgado y entregado en Oslo, ya que Noruega formaba parte entonces del Reino de Suecia.
El famoso inventor decidió legar su fortuna para impulsar unos premios que reconociesen los logros en varios campos del conocimiento, las letras y la lucha por la paz, y creó para ello cinco categorías: Medicina, Química, Física, Literatura y Paz; el galardón en Economía no fue instituido hasta 1968 por el Banco de Suecia.
En su testamento, el magnate sueco dispuso que su dinero fuese invertido en valores inmobiliarios y seguros, y que los intereses fueran divididos a partes iguales para premiar a personalidades e instituciones, independientemente de su nacionalidad.
Desde que se fallaron por primera vez en 1901, los Nobel -que han quedado desiertos en 49 ocasiones- han reconocido a 954 personas y 27 organizaciones, algunas varias veces, como el Comité Internacional de la Cruz Roja o la científica polaca-francesa Marie Curie.
El predominio masculino en el palmarés del premio es abrumador: solo el 6.4 por ciento de los ganadores son mujeres y de las sesenta galardonadas hasta ahora, más de la mitad (31) lo han sido en las dos últimas décadas.
En la pasada edición hubo dos premiadas: la francesa Annie Ernaux (Literatura) y la estadounidense Carolyn R. Bertozzi (Economía).
Pese a su marginación, las mujeres ostentan el récord de la ganadora más joven en cualquier categoría, la paquistaní Malala Yousafzai, distinguida con el premio de la Paz a los 17 años en 2014; y tienen en Marie Curie un caso único.
Curie ganó el premio de Física en 1903, compartido con su esposo Pierre y Henri Becquerel, y el de Química en solitario en 1911; mientras su hija Irène Joliot-Curie se llevó a medias este último con su marido, Frédéric Joliot, en 1935.
Todos los premios siguen un proceso de selección parecido: científicos, académicos o profesores universitarios nominan a sus candidatos y los distintos comités Nobel establecen varias cribas hasta elegir al ganador o ganadores, hasta tres por categoría.
Y tienen la misma dotación económica, este año de 11 millones de coronas suecas (997 mil dólares).
El premio de Medicina abrirá mañana la ronda de ganadores, y a este le seguirán en días sucesivos y por este orden, los de Química, Física, Literatura, de la Paz y Economía.
Los de Literatura y de la Paz son los dos que más expectación despiertan y los que generan mayor número de especulaciones previas y de supuestas quinielas de favoritos.
Autores como el francés Michel Houllebecq, la china Can Xue, el noruego Jon Fosse, el estadounidense Thomas Pynchon, el japonés Haruki Murakami, la rusa Liudmila Ulítskaya, el británico Salman Rushdie y el australiano Gerald Murnane son algunos de los nombres que suenan en Estocolmo para suceder a la francesa Annie Ernaux en el premio de Literatura.
En los pronósticos para el de la Paz, sin tampoco un favorito claro, se mencionan entre otros al Papa Francisco, el chino Ilham Tohti, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya y el ruso Alexéi Navalni.
Con información de EFE
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