
21 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL-Por primera vez en la historia moderna de Francia, un exmandatario ha ingresado a prisión. Nicolas Sarkozy, quien gobernó entre 2007 y 2012, comenzó este lunes a cumplir una condena de cinco años por conspirar para financiar ilegalmente su campaña presidencial con dinero del fallecido dictador libio Muamar el Gadafi. La noticia ha sacudido al país y reavivado el debate sobre la rendición de cuentas en la política francesa.
Desde el encarcelamiento del líder colaboracionista nazi Philippe Pétain en 1945, ningún otro jefe de Estado francés había pisado una celda. Sarkozy ingresó a la prisión de La Santé, en París, donde ocupará una celda de 9 metros cuadrados en el área de aislamiento. A sus 70 años, el exmandatario asegura que es inocente y que enfrentará el proceso con “la cabeza en alto”.
Un ingreso rodeado de tensión y simbolismo
La llegada del expresidente estuvo acompañada por un fuerte operativo policial y por decenas de simpatizantes que lo despidieron entre aplausos desde su residencia en el exclusivo distrito 16 de París. Su esposa, la cantante Carla Bruni, lo acompañó hasta la salida, mientras sus hijos enviaban mensajes de apoyo en redes sociales. “Nada más, por favor, solo amor”, escribió uno de ellos.

Sarkozy fue trasladado a la prisión a las 9:40 de la mañana (hora local), mientras los alrededores del penal eran acordonados. En un mensaje publicado en X, el exmandatario escribió: “No tengo ninguna duda. La verdad triunfará. Pero el precio que habrá que pagar habrá sido abrumador”. También afirmó que no se considera una víctima, pero expresó tristeza por “una Francia humillada por el deseo de venganza”.
Un caso que divide a la opinión pública
El expresidente conservador fue condenado por asociación ilícita junto a dos de sus colaboradores, Brice Hortefeux y Claude Guéant, señalados de haber facilitado el ingreso de fondos libios a la campaña electoral de 2007. Aunque Sarkozy fue absuelto de haber recibido personalmente el dinero, la justicia consideró probada su implicación en la conspiración.
El caso, conocido como “el dinero libio”, ha sido uno de los más polémicos de la política francesa reciente. Las investigaciones apuntan a que millones de euros procedentes del régimen de Gadafi fueron canalizados hacia su campaña mediante intermediarios, entre ellos el empresario franco-libanés Ziad Tiakeddine, quien falleció poco antes de la sentencia.

A pesar de su ingreso en prisión, Sarkozy continúa siendo legalmente inocente mientras se resuelve su apelación. El Tribunal de París justificó la ejecución inmediata de la condena por la “gravedad excepcional de los hechos” y para evitar el riesgo de fuga. En prisión, el expresidente permanecerá aislado por motivos de seguridad, debido a la presencia de reclusos de alto riesgo, entre ellos narcotraficantes y condenados por terrorismo.
El presidente Emmanuel Macron reconoció públicamente haber recibido a Sarkozy días antes de su ingreso a prisión, señalando que “era normal, a nivel humano, escuchar a uno de mis predecesores en este contexto”. En tanto, el ministro de Justicia Gérald Darmanin afirmó que visitará al exmandatario para garantizar que se respeten sus derechos y la seguridad dentro del penal.

Como detalle curioso, Sarkozy llevó consigo dos libros: una biografía de Jesús y El Conde de Montecristo, la historia de un hombre encarcelado injustamente que busca redención. Este gesto ha sido interpretado por algunos como una metáfora de su propia situación y su fe en que la justicia “acabará por prevalecer”.







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