
CIUDAD DEL VATICANO.— Antes de convertirse en el papa León XIV, el cardenal Robert Prevost presidió una de las reformas más revolucionarias del pontificado del papa Francisco al permitir que las mujeres formaran parte de la junta del Vaticano que evalúa las nominaciones para obispos.
Sin embargo, también ha dicho de manera decisiva que las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdotes, y a pesar de haber trabajado durante años en Perú, donde las mujeres a menudo lideran comunidades eclesiásticas, parece no comprometerse sobre si las mujeres podrían alguna vez ejercer alguna capacidad ministerial.
No obstante, las mujeres que han trabajado de cerca con Prevost en los últimos años han elogiado su estilo de liderazgo, su capacidad para escuchar y su respeto por sus opiniones.
Entrevistadas por AP, esperan que como Papa, León siga promoviendo a las mujeres en posiciones de gobierno de la Iglesia, aunque con límites.
León XIV, un Papa que escucha
María Lia Zervino fue de las tres mujeres que Francisco nombró para el Dicasterio para los Obispos en 2022 a fin de revisar posibles nombramientos.
Era un trabajo que anteriormente realizaban cardenales y obispos, que han guardado celosamente el proceso secreto detrás del nombramiento de obispos.
María Lia se alegró cuando monseñor Prevost fue elegido Papa, diciendo que el respeto que mostró por ella y otras mujeres en la junta y sus opiniones les dio fe en él como líder.
“Estoy convencida de que no necesita aprender a trabajar (con mujeres), a dejarlas hablar, a escucharlas, a hacerlas participar en las decisiones, porque eso es lo que hace de todos modos”, dijo María Lia, la exjefa argentina de la Unión Mundial de Organizaciones de Mujeres Católicas.
Según dijo, esperaba que León siguiera los procesos de reforma de Francisco, aunque a su propio estilo.
“Es un hombre sencillo, sereno, siempre con esa sonrisa que vimos que parece venir de una paz interior”, agregó. “Así que cuando ves a alguien que es equilibrado, pacífico y respetuoso y que acoge lo que dices y siempre está dispuesto a escuchar al otro, tienes fe en él”.
Líneas claras
En una reunión de obispos en 2023 sobre el futuro de la Iglesia, al entonces monseñor Prevost se le preguntó en una conferencia de prensa sobre las mujeres en posiciones de liderazgo en la institución. Dijo que era “un trabajo en marcha” y que habría un “reconocimiento continuo del hecho de que las mujeres pueden aportar mucho a la vida de la Iglesia en muchos niveles diferentes”.
Pero trazó algunas líneas muy claras.
“Creo que todos estamos familiarizados con la tradición muy significativa y larga de la Iglesia, y que la tradición apostólica es algo que se ha explicado muy claramente, especialmente si quiere hablar sobre la cuestión de la ordenación de mujeres al sacerdocio”, dijo en la conferencia de prensa del 25 de octubre de 2023.
Como cardenal, Prevost reconoció que el papa Francisco creó dos comisiones para estudiar si las mujeres podrían ser diáconos, quienes realizan algunas funciones de los sacerdotes, pero no pueden celebrar la misa ni confesar.
Aunque dijo que el tema aún estaba abierto, advirtió que convertir a las mujeres en clérigos “no necesariamente resuelve un problema (y) podría crear un nuevo problema”.
Solo porque una mujer pueda ser presidente de un país no significa que hay un paralelo inmediato en la Iglesia, alegó. “No es tan simple como decir que en esta etapa vamos a cambiar, si se quiere, la tradición de la Iglesia después de 2,000 años en cualquiera de esos puntos”.
Los diáconos son ministros ordenados que presiden bodas, bautismos y funerales. Pueden predicar pero no pueden celebrar la Misa. Los hombres casados pueden ser ordenados como diáconos mientras que las mujeres no, aunque los historiadores dicen que las mujeres sirvieron como diáconos en la Iglesia cristiana primitiva.
Karlijn Demasure, profesora emérita de teología práctica en la Universidad de San Pablo en Ottawa, sirvió en una comisión del Vaticano en la que Prevost propuso reformas a la autoridad de los obispos y cómo son seleccionados.
La teóloga belga dijo que Prevost estaba absolutamente convencido de la necesidad de involucrar a laicos y monjas en la selección de obispos, al menos en un nivel inicial.
“Escucha bien”, indicó Karlijn Demasure. “Escucha lo que se ha dicho, y si no está de acuerdo, lo dice pero de una manera agradable: ‘No lo diría así, o no lo haría de esa manera’”.
También dijo que monseñor Prevost era callado, “prudente y reservado”.
Sin embargo, se pregunta qué pasará con el trabajo de la comisión, uno de los 10 grupos que estudian preguntas particularmente espinosas, como el papel de las mujeres, y que debían informar al Papa para julio próximo.
Sínodo de la Sinodalidad
La hermana Nathalie Becquart, una de las mujeres de más alto rango en el Vaticano, trabajó con monseñor Prevost el Sínodo de la Sinodalidad.
También resulta ser su vecina, viviendo en el mismo Palazzo Sant’Uffizio dentro de las puertas del Vaticano, y fue de las personas que lo saludaron cuando llegó a casa la noche de su elección el 8 de mayo.
Nathalie Becquart publicó una alegre selfi con el Papa en el patio en uno de los primeros momentos privados después de su elección. “Tuve tiempo de saludarlo, no sólo como vecina”, dijo.
La hermana Becquart recordó que estaba en una conferencia de las 900 monjas que dirigen las órdenes religiosas femeninas del mundo cuando la “fumata” blanca salió de la chimenea de la Capilla Sixtina. No le molestó que las monjas no tuvieran voto en el cónclave, ya que los cardenales “podían ver que la Iglesia es el pueblo de Dios”.
“La sinodalidad se trata de sentir que somos del mismo cuerpo, somos interdependientes, tenemos una conexión interna profunda, y para mí eso fue una experiencia espiritual profunda que nunca podría haber imaginado antes”, dijo.
Durante el cónclave, defensores de la ordenación de mujeres lanzaron bengalas de humo rosa que se alzó sobre el Vaticano para protestar por su exclusión del sacerdocio y el proceso de elección.
Sobre la discriminación a las mujeres
“La discriminación y exclusión de las mujeres es un pecado, y estamos aquí para decir que el próximo Papa heredará esta cuestión y necesita trabajar rápidamente para corregirla”, consideró Kate McElwee, directora ejecutiva de la Conferencia de Ordenación de Mujeres.
La investigadora de la Universidad de Hofstra, Phyllis Zagano, quien estuvo en la primera comisión del Vaticano de Francisco sobre mujeres diáconos, sigue siendo optimista. Señaló el reconocimiento de monseñor Prevost de que el tema de los diáconos aún estaba abierto y que trabajó en Perú, una región que ha presionado durante años para que la Iglesia reconozca a las mujeres como diáconos ministeriales para ayudar a compensar la escasez de sacerdotes.
En una columna para Religion News Service, Zagano señaló que una propuesta reciente para un nuevo rito litúrgico amazónico, publicada el mes pasado por la conferencia de obispos amazónicos, contenía recomendaciones explícitas para que las mujeres fueran ordenadas como diáconos.
Cuando Francisco en 2020 consideró solicitudes oficiales de obispos amazónicos para habilitar diáconos femeninas, esquivó el tema.
“Las mujeres merecen el ministerio diaconal ordenado de mujeres”, dijo Zagano en una entrevista.
¿Cuáles son las funciones de los diáconos?
Los diáconos son ministros ordenados que presiden bodas, bautismos y funerales.
Las funciones principales de los diáconos, según el Código de Derecho Canónico, incluyen la administración del bautismo, la predicación y la asistencia en la misa, así como la celebración de ritos funerarios. Además, los diáconos tienen un papel fundamental en la caridad, sirviendo a los necesitados.
Pueden predicar pero no pueden celebrar la Misa. Los hombres casados pueden ser ordenados como diáconos mientras que las mujeres no, aunque algunos historiadores dicen que las mujeres sirvieron como diáconos en la Iglesia cristiana primitiva.
Es genial ver que se está reconociendo el papel de las mujeres en la iglesia. Siempre ha sido un tema complicado, pero abrir espacios para que las mujeres participen más activamente es un paso importante. Sin embargo, espero que esto no se quede solo en palabras y realmente se implemente un cambio. Las acciones son las que cuentan.
Es genial ver que se está dando más espacio a las mujeres en la iglesia. Siempre han tenido un papel importante, pero a veces no se les reconoce lo suficiente. Esta apertura puede ser un paso positivo para que se escuchen más sus voces y se valore su trabajo. Ojalá esto inspire cambios reales y duraderos.
Es genial ver que se está dando más espacio a las mujeres en la iglesia. Siempre han tenido un papel importante, pero a veces parece que sus voces no se escuchan lo suficiente. Ojalá esta apertura no sea solo un discurso, sino que realmente se traduzca en acciones concretas que empoderen a más mujeres en la religión. ¡Es hora de que se reconozca su labor y se les dé el lugar que merecen!