Un encierro injusto que duró casi toda su vida
En Inglaterra, una mujer con autismo y discapacidad cognitiva fue encerrada por error en un hospital psiquiátrico durante 45 años. Su reclusión comenzó cuando tenía apenas 7 años y, para agravar su situación, pasó 25 años en aislamiento.
Las autoridades la identifican como Kasibba para proteger su identidad. Se cree que es originaria de Sierra Leona y fue traficada al Reino Unido antes de los 5 años. Sin familiares que hablen por ella, su historia solo salió a la luz gracias a una psicóloga que luchó durante 9 años para liberarla.

El sistema de salud en la mira
El Departamento de Salud británico reconoció que es inaceptable que aún existan personas con autismo y problemas de aprendizaje encerradas en hospitales psiquiátricos. Se estima que hay más de 2,000 personas en esta situación, incluyendo 200 niños.
Desde hace años, el gobierno ha prometido trasladar a estos pacientes a un sistema comunitario, ya que no padecen enfermedades mentales. Sin embargo, no han cumplido con sus objetivos, y solo ahora el Servicio Nacional de Salud (NHS) plantea reducir en 10% la atención hospitalaria en salud mental para personas con autismo.
Una vida marcada por el aislamiento
La doctora Patsie Staite conoció el caso de Kasibba en 2013 y quedó impactada al descubrir que su reclusión era legal. Revisó su historial y halló que el personal la describía como «peligrosa» y «sacaojos», basándose en un único incidente ocurrido cuando tenía 19 años.
Ese día, una alarma de incendio la alteró, y en medio de la evacuación, arañó a otra paciente. Desde entonces, se la etiquetó como violenta, justificando su aislamiento por décadas. Sin embargo, los expertos aseguran que no representaba ningún peligro real y que podía vivir en comunidad.
La lucha por su libertad
Tras un informe de 50 páginas, un equipo de trabajo social conocido como «el comité de escape» se formó en 2016 para liberarla. Fue necesario un juicio ante la Corte de Protección, encargada de casos donde los pacientes no pueden tomar decisiones por sí mismos.
Seis años después, la corte determinó que Kasibba debía salir del hospital. Su defensora, Lucy Dunstan, recuerda haberla visto por primera vez a través de una ventanilla en una celda prácticamente vacía. «Su vida estaba completamente empobrecida», señaló.
Un nuevo comienzo para Kasibba
Ahora, Kasibba vive en la comunidad con apoyo especializado. Sus cuidadores afirman que ama la moda, es orgullosa de sus raíces y disfruta la interacción social. Después de 45 años de encierro, finalmente está comenzando a vivir.
El encargado de su cuidado asegura que «es un hermoso ser humano». Tras varias semanas con su equipo de apoyo, Kasibba lo abrazó, demostrando que nunca fue la persona peligrosa que la etiquetaron.
Hacia una reforma en la salud mental
El Parlamento británico trabaja en una nueva ley de salud mental, que prohibirá la reclusión de personas con autismo o discapacidades cognitivas que no tengan enfermedades mentales. Sin embargo, el gobierno ha indicado que los cambios solo se implementarán cuando haya suficiente apoyo comunitario.