
Frank Caprio, conocido como el juez «más amable del mundo», falleció a los 88 años tras una valiente lucha contra el cáncer de páncreas, enfermedad que le fue diagnosticada en 2023. Su familia informó que su partida se dio de manera tranquila, rodeado de sus seres queridos, y ahora lo recuerdan tanto como un juez justo y empático como un esposo devoto, padre, abuelo, bisabuelo y amigo entrañable.
Durante su trayectoria, el juez Caprio alcanzó notoriedad internacional gracias al programa televisivo Caught in Providence, donde su empatía, sentido del humor y capacidad para conectarse con personas multadas por faltas menores hicieron que sus sentencias cautivaran a millones. Popular en redes sociales desde 2017, acumuló seguidores en plataformas como TikTok, Instagram y YouTube, donde su cuenta de Instagram reunió 3.5 millones de seguidores y su canal de YouTube cerca de 600 mil suscriptores.
En redes sociales, su hijo David Caprio destacó que el legado de su padre vive en cada uno de los innumerables actos de bondad que inspiró. «Su legado vive en sus incontables actos de bondad que inspiró. En su honor, tratemos de traer un poco más de compasión a este mundo, así como él lo hizo cada día», escribió. Además, el gobernador de Rhode Island, Dan McKee, lo describió como un verdadero tesoro del estado. Expresó sus condolencias, lamentó su partida y ordenó que las banderas en oficinas estatales ondearan a media asta en su memoria.
El cáncer de páncreas es una enfermedad silenciosa y de difícil detección, pues sus síntomas suelen aparecer hasta fases avanzadas. Entre sus manifestaciones más comunes se encuentran la ictericia, que puede causar un tono amarillento en piel y ojos, dolor abdominal que se irradia a la espalda, pérdida de peso inexplicada, problemas digestivos, cambios en las heces e incluso el desarrollo repentino de diabetes.
Frank Caprio no fue solo un juez mediático; fue también un servidor público profundamente comprometido con su comunidad. Nacido el 23 de noviembre de 1936 en Providence, Rhode Island, Caprio era hijo de inmigrantes italianos. Desde temprana edad aprendió el valor del trabajo duro y el poder de la compasión, enseñanzas que marcaron su vida profesional y personal. Su humildad, a pesar de su creciente fama, siempre lo distinguió dentro y fuera del estrado.
Estudió Derecho en la Suffolk University Law School en Boston, y posteriormente dedicó décadas al servicio público, primero como profesor y luego como juez. En 1985 fue nombrado juez principal del Tribunal Municipal de Providence, cargo en el que permaneció durante años y desde el cual ganó notoriedad por su trato cálido y humano hacia los ciudadanos que enfrentaban infracciones menores, como multas de tránsito.