
26-Julio-2025.-Otra tragedia sacude al deporte universitario en Estados Unidos. Corey Adams, jugador novato de fútbol americano en la Universidad de Mississippi (Ole Miss), fue asesinado en un tiroteo ocurrido la noche del sábado en Cordova, a las afueras de Memphis, Tennessee. Tenía apenas 18 años y era considerado uno de los mejores prospectos defensivos del país.
De acuerdo con la Oficina del Sheriff del Condado de Shelby, Adams fue encontrado con una herida de bala dentro de un vehículo detenido en una intersección. Los agentes intentaron brindarle primeros auxilios hasta que llegaron los bomberos, quienes finalmente lo declararon muerto en el lugar. El tiroteo dejó además a otros cuatro hombres heridos, quienes lograron llegar por sus propios medios a hospitales cercanos.
Aunque aún no se han nombrado sospechosos ni se han realizado detenciones, las autoridades confirmaron que investigan el hecho como un homicidio, y pidieron la colaboración de la comunidad para aportar información que lleve a esclarecer el crimen. La pérdida ha provocado conmoción no solo en el ámbito deportivo, sino también en la comunidad educativa.
El equipo de Ole Miss expresó su devastación a través de un comunicado en redes sociales, donde pidió respeto a la privacidad de la familia y tiempo para procesar esta tragedia. «Estamos profundamente dolidos. Corey era un joven lleno de energía y talento. Lo recordaremos siempre como parte de esta familia», se lee en el mensaje.
También su exequipo de secundaria, los Edna Karr Cougars, con sede en Nueva Orleans, expresó su dolor por medio de una publicación: “Era más que un jugador. Era hijo, amigo, hermano, un joven excepcional. No entendemos por qué suceden cosas así”. Las muestras de afecto y solidaridad no han parado de llegar desde distintas partes del país.
El asesinato de Corey Adams vuelve a encender los reflectores sobre la creciente ola de violencia armada en Estados Unidos, un problema que sigue afectando tanto a comunidades vulnerables como a jóvenes promesas que apenas comenzaban a construir su futuro. A pesar de los esfuerzos por frenar la violencia, los tiroteos siguen siendo una amenaza cotidiana. Este caso debería reforzar el llamado a implementar políticas más estrictas sobre el acceso a armas de fuego, así como a fortalecer los entornos seguros para estudiantes y deportistas. La muerte de Corey no solo es una pérdida para el deporte, es una señal más de un sistema que necesita soluciones urgentes y reales.