CIUDAD JUÁREZ (EFE).— La iglesia Católica en México celebró ayer una misa especial en la catedral de Ciudad Juárez, Chihuahua, en el marco de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, una fecha impulsada por el papa Francisco para sensibilizar a la sociedad sobre la situación de millones de personas desplazadas por la violencia, la pobreza y los desastres naturales.
En medio de banderas de diferentes países centroamericanos, así como veladoras en el pie del altar de la iglesia, el obispo de Ciudad Juárez, monseñor José Guadalupe Torres Campos, pidió ser solidarios con ellos y acompañarlos como iglesia.
“Hoy tenemos esta misa aquí en la Catedral. Vamos a pedir por ellos, por sus familias, que el Señor los cuide, los proteja. Ellos van caminando, en el trayecto sufren. Vamos a tenderles la mano en todo sentido”, expresó.
Durante la ceremonia, se oró por los migrantes que han perdido la vida en su travesía hacia Estados Unidos y por aquellos que afrontan condiciones adversas en los albergues y en las rutas migratorias.
Monseñor Torres Campos recordó que Ciudad Juárez, por su ubicación fronteriza, es un punto clave en el tránsito migratorio y que la Iglesia ha asumido un papel activo en la atención.
De un vistazo
Antecedente
La Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, que se celebra el último domingo de septiembre, fue instituida por el papa Pío X en 1914, y en los últimos años ha ganado relevancia bajo el pontificado de Francisco, quien ha hecho de la defensa de los migrantes una prioridad de su ministerio.
Punto neurálgico
Ciudad Juárez, una de las más importantes de la frontera norte, ha sido en los últimos años un punto neurálgico en el fenómeno migratorio.