
La empresa Minsa Comercial, propiedad de Altagracia Gómez Sierra, ha vuelto a captar la atención pública tras recibir una nueva inyección de fondos por parte del Gobierno Federal. Se ha revelado que otros 64 millones de pesos han sido canalizados a esta compañía, sumándose a los cuantiosos montos que ya había recibido previamente. Esta nueva transacción subraya la significativa relación comercial que existe entre la empresa y las entidades gubernamentales, a pesar del escrutinio mediático.
La nueva asignación de 64 millones de pesos se añade a una cifra que ya era considerable. Según una publicación previa del medio EMEEQUIS, realizada el 25 de noviembre, Minsa Comercial ya había recibido 346 millones de pesos del erario federal. Con este nuevo monto, la cantidad total de recursos públicos transferidos a la empresa de Altagracia Gómez Sierra se eleva sustancialmente en un corto periodo de tiempo, generando preguntas sobre la justificación y los procesos de estas adjudicaciones.
Acumulación de Millones en Adjudicaciones

La acumulación de fondos federales a Minsa Comercial, que ahora supera los 400 millones de pesos, pone de relieve la dependencia del gobierno de los servicios o productos que ofrece esta empresa en particular. La magnitud de los millones asignados en tan poco tiempo es un indicador de que Minsa Comercial es considerada un proveedor estratégico para alguna de las dependencias federales. La cifra total de los recursos es significativa para el presupuesto público.
Altagracia Gómez Sierra, como propietaria de la empresa que ha recibido estos millones, se encuentra ahora bajo un mayor foco de atención mediática y de transparencia. Aunque las asignaciones directas o las licitaciones ganadas son legales, la gran cantidad de millones de pesos y la concentración de recursos en un solo proveedor invitan a un análisis detallado sobre la competencia y la equidad en los procesos de contratación gubernamental.
El flujo continuo de estos millones hacia Minsa Comercial adquiere una dimensión política adicional debido a la figura de Altagracia Gómez Sierra. La empresaria no solo es la propietaria de la compañía, sino que también es una figura pública con vínculos cercanos al círculo político de la administración actual, habiendo participado en consejos asesores y estructuras de diálogo económico. La adjudicación de estos millones de pesos a una empresa vinculada a una empresaria cercana al poder ejecutivo genera inevitablemente un debate sobre la ética y la transparencia en la contratación pública. La justificación de estas adjudicaciones directas o por licitación, especialmente por sumas tan elevadas de millones, debe ser completamente transparente y documentada para disipar cualquier duda sobre el uso de los fondos federales y asegurar la confianza pública.







