
El exsecretario de Estado de Estados Unidos y excandidato presidencial demócrata John Kerry sorprendió con sus recientes declaraciones al admitir que su partido ha fallado en su postura sobre la migración. En una entrevista con la BBC, Kerry aseguró que el gobierno de Joe Biden permitió que la frontera con México estuviera «bajo asedio», lo que habría abierto la puerta para que Donald Trump capitalizara el tema en las elecciones.
Kerry, considerado un veterano influyente dentro del Partido Demócrata, fue contundente: “Trump tenía razón”, dijo al reconocer que el discurso republicano sobre proteger la frontera fue más efectivo políticamente que las posturas flexibles que muchos demócratas defendieron. Para él, el partido debió haber priorizado un mensaje claro sobre el cumplimiento de la ley en materia migratoria. Incluso dijo que deseaba que Biden hubiera repetido más seguido la frase “voy a hacer cumplir la ley”.
Las declaraciones de Kerry llegan en medio de un tenso debate dentro del Partido Demócrata, donde algunos consideran que su enfoque migratorio blando ha contribuido a sus derrotas recientes. Mientras tanto, la administración Trump ha intensificado sus operativos migratorios, incluyendo redadas en lugares icónicos como el parque MacArthur de Los Ángeles, donde se desplegaron incluso soldados de la Guardia Nacional.

La respuesta no se hizo esperar. Varias ciudades de California, entre ellas Los Ángeles, interpusieron una demanda contra el gobierno de Trump por lo que consideran prácticas migratorias ilegales. La alcaldesa angelina, Karen Bass, criticó el operativo militarizado en su ciudad como una estrategia de miedo con fines políticos, mientras que el fiscal general del estado, Rob Bonta, denunció «un patrón cruel y familiar de ataques» contra comunidades inmigrantes.
El problema para los demócratas es que, en este terreno, muchos líderes como Kerry están comenzando a reconocer que la narrativa de Trump sobre la migración ha tenido mayor impacto y claridad. Si bien en su primer mandato Trump fue criticado duramente por separar familias migrantes, en esta nueva etapa sus políticas parecen tener una aceptación mayor, incluso frente a algunas voces del propio partido demócrata.
Más allá de las declaraciones de Kerry, el verdadero valor de este momento político radica en cómo figuras históricas del Partido Demócrata empiezan a fracturar la narrativa tradicional de su partido. La admisión pública de errores estratégicos por parte de un líder como Kerry refleja una posible transformación interna del partido, que podría estar revaluando sus posturas en torno a uno de los temas más divisivos del país. Este giro no solo reconfigura el debate electoral de cara al futuro, sino que obliga a los demócratas a repensar sus prioridades si quieren recuperar la confianza de votantes preocupados por la seguridad fronteriza, sin sacrificar los derechos humanos de los migrantes.
