
Un nuevo compromiso binacional contra las aguas residuales
Los gobiernos de #México y #EstadosUnidos firmaron un acuerdo que establece pasos específicos y un nuevo cronograma para enfrentar el grave problema de contaminación del #ríoTijuana, que desde hace décadas vierte aguas residuales y químicos tóxicos hacia el sur de California. El memorando de entendimiento fue firmado este jueves en la Ciudad de México por la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, y el administrador de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, Lee Zeldin.
El objetivo es detener el flujo de millones de litros de aguas residuales que contaminan el océano Pacífico y obligan al cierre constante de playas en California, afectando a comunidades, turistas y hasta miembros del equipo Navy SEAL de la Marina estadounidense, quienes han reportado enfermedades por entrenar en estas aguas. “Hay un gran compromiso de parte de los dos países por fortalecer la cooperación”, declaró Bárcena al término del encuentro.
Proyectos prioritarios hasta 2027
De acuerdo con el convenio, México cumplirá con la asignación de 93 millones de dólares para proyectos de infraestructura y se compromete a adherirse a un calendario específico de obras prioritarias que se extenderán hasta 2027. Estas acciones incluyen la modernización de plantas de tratamiento en Tijuana y la construcción de sistemas que reduzcan el vertido de contaminantes hacia la frontera.
El administrador de la EPA, Lee Zeldin, relató la experiencia de su visita a la zona fronteriza hace tres meses, cuando recorrió el valle del río Tijuana y habló con residentes afectados. “Pude oler por lo que muchos viven y tienen que lidiar. Escuché sobre las playas cerradas y vi cómo esta crisis afecta la salud pública”, señaló, destacando la urgencia de soluciones permanentes.
El problema se ha agravado debido al envejecimiento de las plantas de tratamiento en Tijuana, combinado con el aumento poblacional e industrial, especialmente de las maquiladoras que producen bienes para Estados Unidos. Desde 2018, se calcula que más de 378 millones de litros de aguas residuales cargadas con químicos industriales y basura han llegado al condado de San Diego, afectando a surfistas, salvavidas, agentes fronterizos e incluso a niños que viven en las zonas cercanas.