
WASHINGTON.— La Casa Blanca advirtió ayer que las protestas por las redadas migratorias que empezaron a extenderse más allá de Los Ángeles hacia otras ciudades de Estados Unidos no tendrán éxito y en su lugar prevalecerá el orden.
“Que este sea un mensaje inequívoco para los radicales de izquierda en otras partes del país que están pensando en imitar la violencia para detener los esfuerzos de deportación masiva de esta administración: no tendrán éxito”, dijo en una rueda de prensa la vocera presidencial, Karoline Leavitt.
Las protestas se expandieron desde California a Texas y Nueva York —donde hubo enfrentamientos con la Policía en las inmediaciones de la sede del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), encargado de las redadas— y también se reportaron incidentes en Chicago, Illinois, y manifestaciones menores en ciudades como Denver, Las Vegas, Atlanta, Filadelfia, Boston y Washington.
Trump, dijo Leavitt, “recibió un mandato claro de los votantes para revertir la invasión ilegal iniciada por la frontera abierta de (el expresidente) Joe Biden y poner fin a la anarquía” encarnada por la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, y el gobernador de California, Gavin Newsom.
“Prometió llevar al cabo la mayor campaña de deportaciones masivas en la historia de Estados Unidos y los disturbios de la izquierda no le detendrán en ese esfuerzo. Las ciudades y estados santuario ya no podrán proteger a los delincuentes ilegales de la deportación”, añadió.
En su opinión, los demócratas se han vuelto tan “radicales” en su oposición al líder republicano que esta postura les ha llevado “a ponerse del lado de los migrantes delincuentes ilegales en sus comunidades y de los agitadores y saqueadores violentos en lugar del de las fuerzas del orden que solo hacen su trabajo”.
En Los Ángeles, el mayor general Scott Sherman, quien coordina el despliegue de 4,000 soldados de la Guardia Nacional y 700 Marines en Los Ángeles, dijo que las tropas de la Guardia Nacional desplegadas en Los Ángeles para contener las protestas tras las redadas migratorias tienen autorización para detener temporalmente a civiles.
“Estrictamente para la protección del personal federal y la protección del edificio federal, se les permite detener temporalmente y esperar a que las fuerzas del orden puedan venir y arrestarlos”, apuntó.
Sherman recalcó que las tropas no pueden hacer ningún arresto y que cerca de 500 fueron entrenados para acompañar a los agentes del ICE en operaciones migratorias.
Por su parte, decenas de alcaldes de toda la región de Los Ángeles se unieron ayer para exigir que el gobierno de Trump ponga fin a las redadas de inmigración, que han sembrado miedo en sus ciudades. Los alcaldes hicieron un llamado a Trump para que deje de usar tropas militares armadas junto a agentes de inmigración durante las redadas.
“Se lo pido, por favor escúcheme, deje de aterrorizar a nuestros residentes”, dijo la alcaldesa Jessica Ancona de El Monte, quien afirmó haber sido alcanzada por balas de goma durante una redada en su ciudad.
Saldo del primer toque de queda
La policía arrestó a más de 20 personas, principalmente por violaciones al toque de queda, en la primera noche de restricciones en el centro de Los Ángeles y utilizó proyectiles de control de multitudes para dispersar a cientos de manifestantes que protestaban contra las medidas migratorias, informaron ayer las autoridades.
Menos enfrentamientos
Hubo menos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que en noches anteriores, y al amanecer, en las calles del centro, se observó a personas paseando perros o dirigiéndose al trabajo.
Es preocupante que la Casa Blanca ignore las voces de quienes protestan. La gente tiene derecho a expresar su descontento, y en lugar de escuchar, solo se les amenaza. Esto no ayuda a la paz ni a encontrar soluciones.
Es preocupante que se esté utilizando la fuerza para callar las voces de quienes protestan por derechos humanos. La gente tiene derecho a expresar su descontento, y en vez de escuchar, parece que solo se busca reprimir.
Es preocupante ver cómo las protestas por las redadas migratorias están siendo tratadas de manera tan dura. La gente tiene derecho a expresar su descontento, y en lugar de dialogar, parece que solo se busca reprimir. Es un tema delicado y la respuesta debería ser más comprensiva.