
Hace menos de un año, un grupo de menonitas —casi 60 personas— partió de México para establecer un asentamiento en el noreste de Angola, en África, donde tras asociarse con una empresa minera de diamantes, han removido vegetación y cultivado casi 810 hectáreas.
Un reportaje de The New York Times apunta que tienen la meta de construir una comunidad a la que puedan unirse otros menonitas de toda América, pero han despertado temor entre el pueblo de Itala, Cambanze, porque a algunos les preocupa que los menonitas sean los últimos forasteros que se instalan sin tener en cuenta a las personas que viven allí.
Menonitas abandonan México
El trabajo periodístico expone la oposición de ecologistas y apicultores en México, molestos por la deforestación y el uso por parte de los menonitas de Roundup, un herbicida relacionado con el cáncer, contribuyó a empujar a un grupo de menonitas hacia Angola en busca de tierras para sus familias que crecen con rapidez.
“Existe el sentimiento de que en México no hay futuro para nosotros”, dijo Kauenhofen a NYT.
“Dicen que los árboles crean oxígeno y talarlos está cambiando el medioambiente. Si tenemos que dejar los árboles, de acuerdo, pero ¿qué vamos a comer? El mundo está creciendo”.
A los menonitas se les ocurrió la idea de trasladarse a Angola después de que un grupo de ellos conoció a una delegación angoleña en un evento agrícola celebrado en Ciudad de México en 2019.
Pero el primer intento de los menonitas en 2023 fracasó, pues llegaron solo con visas de turista, y tuvieron problemas para lidiar con la burocracia angoleña. Finalmente en 2024 si consiguieron establecerse, tras asociarse con una empresa de diamantes.
PARA ENTENDER MEJOR: Menonitas en Yucatán son un problema grave, “han salido con armas”: Alicia Bárcena de Semarnat
Las tortillas mexicanas se han convertido en un elemento básico de sus comidas y escuchan música de mariachis los domingos. Y ahora que están en Angola, algunos están aprendiendo portugués.
En Angola los pobladores están preocupados
“Si nos quitan nuestras tierras, no vamos a poder cultivar nuestra mandioca, ¿y entonces qué vamos a comer?”, dijo Itala, que gana 2.50 dólares por siete horas de trabajo en el campo de los menonitas.
Aunque el dinero no compensa la pérdida del terreno de caza de su aldea, dijo. “Estamos preocupados por nuestro futuro”.
El marido de Itala, Tiago Sumixi, está orgulloso de la historia de su familia. Procede de una larga estirpe de cazadores chokwe que se resistieron ferozmente al dominio colonial portugués.
Pero entre la granja y la mina de diamantes que se avecina, él y otros habitantes de Cambanze comparten la creciente ansiedad de estar siendo expulsados.
“Estamos paralizados”, dijo. “No tenemos adónde ir”.
Campos de Esperanza
Los menonitas evitan utilizar la palabra “colonia” en su nuevo hogar porque a los angoleños les evoca un pasado cruel, ya que durante siglos su país fue explotado por colonos portugueses que comerciaban con materias primas y seres humanos.
Así que llaman a su asentamiento Campos de Esperanza y se describen a sí mismos como socios entusiastas de los angoleños. Dicen que reservarán casi cinco hectáreas de tierras para cada aldea cercana y enseñarán a la gente a cultivar como ellos.
HISTORIA RELACIONADA: Dulce muerte: Menonitas en la Península de Yucatán: “Ecocidio” que acaba con abejas, selva y biodiversidad
“Angola necesita cultivos y nosotros necesitamos tierras”, dijo Jacob Froese, uno de los menonitas. “Nos veo como una dupla”.
Los menonitas, socios de la empresa minera Minas Gema Angola
Los menonitas y una empresa minera, Minas Gema Angola, crearon una asociación que al parecer tiene el potencial de garantizar concesiones de tierras de mayor duración, según los líderes menonitas y Zeca Cassanguidi, empresario y general retirado.
“En nuestro contrato está escrito que si encontramos un diamante tenemos que sentarnos a tener una reunión con Minas Gema para discutir cómo venderlo”, dijo Benjamin Kauenhofen, líder de las familias menonitas.
“Los mineros de diamantes nos necesitan. Nos estamos ayudando mutuamente”.
Cassanguidi, quien ayudó a mediar en el acuerdo, dijo que no se permitía a los menonitas incursionar en las tierras de cultivo de las aldeas cercanas, y que los salarios de los trabajadores angoleños aumentarían a medida que los cultivos se convirtieran en cosechas satisfactorias.
“Es importante demostrar que salen alimentos de este lugar que fue un lugar de guerra”, dijo.
El representante de Minas Gema nombrado en el contrato, Marcos de Oliveira Bacurau, dijo que existía un “enorme potencial” para la agricultura en el norte de Angola.
“Las minas de diamantes no ocupan físicamente mucha tierra, por lo que la zona es un gran lugar para introducir la agricultura”, dijo.
Endiama, la autoridad estatal angoleña encargada de los diamantes, no respondió a las preguntas sobre las operaciones de Minas Gema en las tierras cultivadas por los menonitas. Cassanguidi dijo que la empresa aún no había encontrado diamantes en la zona.
Es preocupante que se priorice el negocio de los diamantes sobre el medio ambiente. La deforestación puede traer consecuencias graves, no solo para la fauna y flora local, sino también para la comunidad que vive ahí. Deberían buscar maneras más sostenibles de desarrollarse.
No entiendo cómo pueden ir a un lugar y hacer tanto daño al medio ambiente. La deforestación no solo afecta a los árboles, sino también a la fauna y a las comunidades que dependen de esos recursos. Es triste ver que se prioriza el dinero sobre la naturaleza.