
Durante la madrugada del 4 de julio de 2025, Rusia lanzó su mayor ofensiva aérea desde el inicio de la guerra, utilizando alrededor de 550 drones Shahed y misiles balísticos, concentrados especialmente en Kiev
El ataque, que duró aproximadamente 7 horas, impactó múltiples distritos de Kiev, provocando al menos 23 heridos (otros informes señalan hasta 26), ocasionando incendios en viviendas, escuelas e infraestructuras —incluyendo estaciones de trenes— y generando contaminación atmosférica severa
Las autoridades ucranianas lo catalogaron como un acto terrorista deliberado, reflejo de una agresión calculada que no distingue entre objetivos militares y civiles . La alcaldía de Kiev comunicó daños dispersos en seis de las diez zonas administrativas
El bombardeo ocurrió apenas horas después de una conversación telefónica entre el expresidente Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin. Según Trump, la charla fue larga, pero sin avances —él manifestó frustración— y acusó a Putin de estar “completamente loco” por prolongar el conflicto
El Kremlin, por su parte, describió la conversación como “franca y constructiva”, afirmando que Putin reiteró su firme intención de preservar los objetivos rusos en Ucrania
El presidente Volodímir Zelenski denunció el ataque como una forma de presión política y exigió respuesta global —especialmente nuevos sistemas de defensa antiaérea y sanciones adicionales contra Rusia— para detener la escalada
Simultáneamente, Ucrania llevó a cabo ataques con drones contra posiciones rusas en el sur de Rusia y áreas cercanas a Moscú, causando más heridos y al menos una muerte
Este episodio sucede en un momento en que Estados Unidos suspendió envíos clave de armamento, incluidos misiles Patriot y sistemas Stinger, decisión que Ucrania considera peligrosa para su defensa aérea . Polonia y exlíderes de la OTAN urgieron a Washington a retomar el apoyo militar, advirtiendo que cualquier brecha fortalecería a Moscú .
El ataque ruso del 4 de julio no solo representa el mayor bombardeo desde 2022, sino que subraya una nueva etapa de confrontación directa: ocurre justo después de una conversación Trump–Putin sin resultados diplomáticos y en medio de una reducción estadounidense en el suministro de defensa a Kiev.