
SEATTLE, 17 de octubre de 2025 — En una noche que quedará grabada en la memoria de los aficionados al béisbol, Max Scherzer, lanzador de los Azulejos de Toronto, ofreció una clase magistral de coraje y liderazgo en el Juego 4 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana (SCLA) contra los Marineros de Seattle. A sus 41 años, Scherzer demostró que la edad no es un obstáculo cuando se posee una determinación inquebrantable. En su apertura número 500 en Grandes Ligas, el derecho permitió solo dos carreras limpias en 5.2 entradas, con cinco ponches y cuatro bases por bolas, guiando a su equipo a una victoria por 8-2 que empató la serie a dos juegos por bando.
El grito que selló su permanencia en el juego
El momento más destacado de la noche ocurrió en la parte baja del quinto inning. Con dos outs y un corredor en base, el manager de los Azulejos, John Schneider, se acercó al montículo para evaluar el estado de Scherzer. Sin embargo, antes de que Schneider pudiera hablar, Scherzer, visiblemente molesto, le gritó: “¡No me saques! Estoy bien”. Según Schneider, pensó que Scherzer iba a “matarlo” por la intensidad del momento. Este acto de valentía no solo mostró su deseo de permanecer en el juego, sino también su compromiso con el equipo en un momento crucial.
La respuesta en el campo: ponche decisivo
Tras el intercambio verbal, Scherzer regresó al montículo y, como respuesta a su manager, ponchó al cubano Randy Arozarena con una curva devastadora. Este ponche no solo cerró el inning, sino que también envió un mensaje claro: Scherzer estaba listo para liderar a su equipo hacia la victoria. Su actitud en ese momento reflejó la esencia del béisbol: pasión, determinación y amor por el juego.
El impacto en el equipo y la afición
La actuación de Scherzer tuvo un efecto galvanizador en sus compañeros. Vladimir Guerrero Jr. comentó: “Cuando un futuro Salón de la Fama como él te dice que está bien, pues lo dejas en el juego” . La afición en Seattle también reconoció la magnitud del momento, ovacionando al veterano lanzador por su valentía y liderazgo. Este tipo de gestos fortalece el espíritu de equipo y demuestra que en la postemporada, el carácter puede ser tan importante como la habilidad técnica.
Lecciones para el béisbol moderno
El incidente entre Scherzer y Schneider ofrece valiosas lecciones para el béisbol contemporáneo. En una era donde los datos y las métricas juegan un papel preponderante, es esencial recordar que el corazón y la mentalidad también son factores determinantes en el rendimiento de un jugador. La actitud de Scherzer subraya la importancia de la resiliencia y la pasión en momentos de presión, cualidades que a menudo no se reflejan en las estadísticas.
Mirando hacia el futuro








