6 DE NOVIEMBRE DEL 2025 – NACIONAL. Cientos de ciudadanos de Hermosillo tomaron las principales calles de la capital sonorense en una emotiva y enérgica marcha para exigir justicia, verdad y poner fin a la impunidad tras el devastador incendio en la tienda Waldo’s, que cobró la vida de 23 personas. El contingente, movido por el dolor y la indignación, portaba carteles con frases contundentes como “Con renuncias no se salvan vidas” y “Hermosillo no debe arder nunca más”. La manifestación se convirtió en un grito de justicia por las víctimas, entre ellas seis niños.
Un Recorrido Lleno de Dolor y Reclamo
Cuatro días después de la terrible tragedia del 1 de noviembre, la marcha reunió a familiares de las víctimas, activistas, organizaciones civiles y ciudadanos solidarios. La movilización partió de la emblemática plaza Emiliana de Zubeldía y avanzó por los bulevares Rosales y Vildósola hasta el Centro Histórico. Los manifestantes se detuvieron frente al Congreso del Estado y, posteriormente, frente al Palacio de Gobierno, exigiendo la intervención de la Fiscalía General de la República en las investigaciones para garantizar una justicia imparcial.
El sonido de los tambores acompañaba el llanto contenido y las consignas de los asistentes, quienes demandaron castigo a los responsables de las negligencias y garantías de seguridad en todos los centros de trabajo y comercios. La presencia de menores de edad con mensajes como “Ante instituciones que deben protegernos, los niños nos sentimos indefensos” resaltó la gravedad del reclamo de justicia y la sensación de vulnerabilidad de la ciudadanía ante la falta de supervisión.
El movimiento fue convocado por el colectivo Movimiento 5 de Junio, integrado por madres y padres de las víctimas del incendio de la Guardería ABC de 2009. Esta participación subraya un doloroso patrón de negligencia institucional en Hermosillo. Patricia Duarte Franco, madre de uno de los 49 niños fallecidos en el siniestro de 2009, encabezó la marcha y denunció que la tragedia de Waldo’s es una repetición de los fallos que la ciudad ha arrastrado por más de una década sin que haya verdadera justicia.
Frente a los legisladores, Duarte Franco exigió que dejen de “encubrir a funcionarios omisos” y que el verdadero respeto a las víctimas se demuestre con actos de justicia, no con homenajes vacíos. A su vez, Guadalupe Lizeth Villalobos López, de la Coalición de Víctimas y Familiares de la Tragedia ABC (Covafam), lamentó que la historia se repita. Ella acusó públicamente a los tres niveles de gobierno de corrupción e indolencia, señalando la ineficacia de Protección Civil en tareas de prevención.
Villalobos López fue tajante al criticar la situación de la seguridad: “Una vez más nos falla Protección Civil. En vez de prevenir, seguimos viendo omisiones, desinterés y corrupción. Las carpetas y programas internos están caducos, pero las tiendas siguen abiertas. No aprendimos nada del 2009”. Sus palabras reflejan la frustración de ver que la falta de supervisión y el incumplimiento de protocolos siguen costando vidas. La exigencia de justicia no es solo por castigo, sino por cambios reales en las políticas de protección civil.
Mientras la marcha exigía justicia en las instituciones, la llamada «zona cero», donde el fuego arrasó la tienda Waldo’s el 1 de noviembre, se ha convertido en un sitio de duelo colectivo. Flores, veladoras, imágenes religiosas y cartas cubren la fachada calcinada, atrayendo a familias enteras que acuden a orar y honrar la memoria de los fallecidos. Este sitio es hoy un doloroso símbolo del reclamo social ante la evidente falta de supervisión en materia de seguridad pública y protección civil que provocó la tragedia.
La Tragedia en Cifras Humanas
El incendio de Waldo’s no solo es una cifra de 23 decesos, sino una tragedia que afectó profundamente a trece familias, tres de las cuales perdieron hasta tres miembros. El balance oficial de las 23 víctimas es desgarrador: dos niñas, cuatro niños, doce mujeres (una de ellas embarazada) y cinco hombres adultos. Cuatro mujeres murieron junto a sus hijos, lo que evidencia la naturaleza familiar del siniestro. Entre las víctimas fatales, además de los seis niños, se cuenta una joven universitaria, una pareja de Baviácora y dos matrimonios completos. La magnitud de la pérdida ha generado un impacto social sin precedentes, reforzando la urgencia del clamor de justicia de la marcha, que busca evitar que la omisión institucional siga destruyendo a las familias sonorenses.
