
En #Veracruz, un nuevo caso de maltrato infantil ha encendido las alarmas en redes sociales y entre las autoridades, luego de que se viralizó un video donde dos niñas lloran desesperadas mientras están empapadas por la lluvia, suplicándole a su madre que las deje entrar a su propia casa. Una de ellas grita con angustia: «Mamá, me voy a enfermar», mientras la otra tiembla de frío y miedo. La escena fue captada por vecinos que no podían creer lo que estaban presenciando.
El caso ocurrió en una colonia popular del estado, y de inmediato provocó una fuerte ola de indignación. Los vecinos reportaron que no es la primera vez que las menores son vistas en condiciones precarias, pero esta vez el video hizo imposible ignorarlo. Las autoridades ya iniciaron una investigación para deslindar responsabilidades y proteger a las niñas.
Veracruz ocupa una posición alarmante a nivel nacional en cuanto a violencia infantil, colocándose dentro de los 10 estados con más reportes de maltrato hacia menores, según datos del SIPINNA y del DIF. Tan solo en el último año, se han documentado más de 1,200 casos en la entidad, lo que refleja un problema estructural que va más allá de incidentes aislados.
Organizaciones civiles y defensores de derechos humanos han exigido medidas urgentes y castigos ejemplares para quien resulte responsable de este acto de crueldad. También han pedido reforzar las campañas de concientización y detección de abuso infantil, pues muchos casos no se denuncian por miedo o por falta de información.
Veracruz, entre los estados con más casos de violencia infantil
Vecinos de la zona señalaron que, aunque ya habían notado actitudes violentas en el hogar, fue hasta que se grabó el video que decidieron actuar. Dijeron sentirse culpables por no haber intervenido antes, pero ahora están colaborando con el DIF estatal para dar seguimiento al caso. Las niñas fueron trasladadas a una valoración médica y psicológica.
Las redes sociales han servido como altavoz para casos como este, pero también reflejan la necesidad de que existan sistemas de protección infantil más fuertes, que no esperen a que haya pruebas virales para intervenir. Este caso reabre el debate sobre la responsabilidad de la comunidad, las autoridades y los medios para proteger a quienes no pueden defenderse por sí mismos.