El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó el despliegue de 4.5 millones de milicianos en todo el territorio nacional como respuesta a lo que calificó como “amenazas” provenientes de Estados Unidos. La medida se da luego de que Washington anunciara un aumento en la recompensa por información que lleve a la captura del mandatario venezolano, acusado por autoridades norteamericanas de delitos vinculados al narcotráfico.
Maduro aseguró que la movilización de la milicia forma parte de la estrategia de “defensa integral de la nación” y reafirmó que Venezuela está preparada para enfrentar cualquier intento de desestabilización. Con este movimiento, el gobierno busca enviar un mensaje de fuerza tanto al interior como hacia el exterior, en medio de crecientes tensiones diplomáticas con Washington.
La milicia como pilar de defensa interna
La milicia bolivariana, creada durante el mandato de Hugo Chávez, ha sido uno de los instrumentos más importantes en la política de seguridad de Venezuela. Con la orden de Maduro, se refuerza su papel como brazo civil-militar que busca blindar el poder del chavismo frente a presiones externas e internas. Según analistas, este despliegue busca no solo disuadir a posibles adversarios, sino también reafirmar la lealtad de sectores sociales movilizados bajo la narrativa de “soberanía nacional”.
Por otra parte, la decisión coincide con el recrudecimiento de sanciones económicas por parte de EE.UU., lo que incrementa el aislamiento internacional del régimen. El aumento de la recompensa por Maduro —que asciende ahora a varios millones de dólares— refleja la voluntad de Washington de intensificar la presión para forzar un cambio político en Caracas.
Un escenario de riesgo regional
El despliegue de 4.5 millones de milicianos plantea un escenario de riesgo no solo para Venezuela, sino para la estabilidad regional. Expertos señalan que mantener una fuerza de esa magnitud implica un enorme costo logístico y organizativo en un país con graves problemas económicos. Además, el uso político de la milicia genera dudas sobre su eficacia real en un eventual enfrentamiento, más allá de su función simbólica.
La confrontación entre Caracas y Washington también tiene un componente geopolítico: mientras EE.UU. endurece su postura, Rusia, Irán y China han ofrecido respaldo diplomático y económico a Venezuela. En este contexto, el despliegue de milicianos se convierte en un mensaje de resistencia, aunque con el riesgo de aislar aún más al país sudamericano en la comunidad internacional.
