Los Labubu, esas pequeñas figuras coleccionables que adornan mochilas, bolsos y redes sociales, han conquistado el mundo en 2024. Pero detrás de su popularidad y su presencia en el feed de millones, hay una historia de arte y mitología que pocos conocen. Los Labubu, personajes que parecen haber nacido para ser tendencia, tienen un origen mucho más profundo de lo que parece. Aquí te contamos su increíble historia.
Estos personajes, con orejas puntiagudas, dientes afilados y una mirada traviesa, no son simples juguetes, sino elfos inspirados en la mitología nórdica. Su pequeño tamaño y su apariencia peluda los hacen irresistibles tanto para niños como para adultos. Aunque nacieron como figuras coleccionables para un público más maduro, rápidamente se convirtieron en un fenómeno global, encontrándose no solo en decoraciones de mochilas, sino también como los nuevos íconos de la cultura pop. La gran explosión de popularidad llegó cuando Lisa, integrante de Blackpink, compartió en su Instagram una foto con uno de estos personajes en abril de 2024.
A pesar de que su aspecto juguetón los hace parecer inofensivos, los Labubu provienen de un mundo más serio: el arte. El creador de estos famosos personajes es el artista e ilustrador Kasing Lung, originario de Hong Kong. Su relación con los Labubu comenzó en 2015, cuando los empezó a incorporar en su obra, inspirándose en la mitología nórdica y en los cuentos de hadas europeos. Aunque Lung es de ascendencia oriental, pasó su infancia en los Países Bajos, lo que lo conectó profundamente con las historias de elfos y seres místicos.
Lo que comenzó como una pieza artística, con el paso de los años se transformó en una exitosa línea de figuras coleccionables. En 2019, Lung cedió los derechos de sus personajes a la empresa china Pop Mart, que ahora produce y distribuye los Labubu en todo el mundo. Las figuras son comercializadas a través de «blind boxes», es decir, empaques sellados en los que el comprador no sabe cuál figura recibirá, lo que aumenta la emoción de coleccionarlas.
La producción de los Labubu no tiene límites: hasta la fecha, han sido fabricadas más de 300 versiones diferentes, en una gran variedad de colores, formas y tamaños. Desde su lanzamiento, la fascinación por estas figuras solo ha crecido, y los Labubu continúan siendo un símbolo de la creatividad y el arte, fusionados con la cultura popular de una manera única.