
17 JULIO 2025- INTERNACIONAL-Las lluvias torrenciales que azotan el centro de Corea del Sur han dejado al menos dos personas fallecidas y obligado a evacuar a más de mil residentes en distintas localidades del país. Las autoridades han advertido que las precipitaciones intensas podrían continuar durante los próximos días, incrementando el riesgo de deslizamientos de tierra e inundaciones. La situación ha encendido las alarmas en las comunidades rurales, donde la infraestructura es más vulnerable ante este tipo de fenómenos climáticos.
El Gobierno surcoreano ha activado protocolos de emergencia y desplegado a los equipos de rescate en las zonas más afectadas. Se han instalado albergues temporales para las personas evacuadas, muchas de las cuales han perdido sus hogares o se encuentran en riesgo por la cercanía a ríos desbordados. Los servicios meteorológicos prevén más lluvias en las próximas 72 horas, lo que ha llevado a reforzar las medidas de seguridad en zonas montañosas y propensas a derrumbes.

Se ha puesto en marcha un sistema de alertas tempranas mediante mensajes de texto a celulares y altavoces comunitarios, algo que no todas las regiones tenían activado en años anteriores. Este sistema ha sido crucial para lograr evacuaciones a tiempo y evitar una tragedia mayor. Sin embargo, aún persisten críticas por la falta de mantenimiento en drenajes y sistemas pluviales, especialmente en comunidades alejadas de la capital.
La población civil ha comenzado a organizar centros de acopio y redes de ayuda para los damnificados. Las redes sociales han servido como canal de comunicación directa para reportar emergencias, coordinar rescates y dar a conocer zonas aún sin apoyo oficial. Aunque el gobierno ha prometido atender a todos los desplazados, persisten dudas sobre si las acciones serán suficientes ante un fenómeno que, por su intensidad, ya supera lo habitual.

Expertos en cambio climático han señalado que este tipo de lluvias son cada vez más frecuentes en la región asiática debido al calentamiento global. Corea del Sur no es ajena a estos patrones extremos, pero la velocidad con la que ocurren exige que las ciudades se adapten con mayor rapidez. La infraestructura urbana necesita una revisión urgente, especialmente en zonas con altos niveles de población y actividad económica.
Finalmente, la tragedia ha abierto nuevamente el debate sobre los planes de contingencia y la preparación de las autoridades ante desastres naturales. Las imágenes de calles convertidas en ríos, autos arrastrados y familias enteras saliendo con lo que pueden cargar, son un recordatorio contundente de que los efectos del clima no se pueden seguir subestimando. La prevención y la inversión en sistemas resilientes serán claves para que este tipo de emergencias no sigan cobrando vidas.






