La icónica vocalista de Portishead, Beth Gibbons, lanza hoy su tercer disco como solista, aunque se puede considerar el primero que hace completamente sin compañía. Los antecesores de Lives Outgrown, Out of Season (2002) y Henryk Górecki: Symphony No. 3 (Symphony of Sorrowful Songs) (2019), los hizo a lado de Rustin Man y de la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Polaca, en ese orden.
Hoy, Gibbons lanza un bellísimo disco que se basa en cuerdas elongadas y mensajes profundísimos que vale la pena analizar detenidamente. Para este lanzamiento, acompañan a Beth James Ford (Simian Mobile Disco, Arctic Monkeys) y Lee Harris (Talk Talk, .O.rang.)
Una reflexión extendida de Beth Gibbons sobre la existencia individual y colectiva
Un disco para sentarse detenidamente a apreciar los arreglos y leer las letras
A través de 10 rolas nuevas, Beth Gibbons nos deja cuestionando nuestra propia existencia, la apreciación del pasado, presente y futuro, e inclusive si existe algún objetivo a todo lo que vivimos. Pero todo esto lo hace con bastante esperanza.
Ella misma usa su voz de apoyo, en un disco que si bien es solista, dialoga con ella misma desde “Tell Me Who You Are Today”: “Estoy flotando en un momento, no sé cuánto tiempo, nadie lo sabe, nadie puede quedarse”. Definitivamente no es un disco reconfortante, sino transgresor y muy pensado para afrontar temas incómodos.
Es una exploración profunda del tiempo, la pérdida y la mortalidad. El álbum, que ha sido esperado con impaciencia por los fans de Portishead, muestra la distintiva voz de Gibbons en un contexto de arreglos acústicos experimentales y de textura rica.
Muchas sorpresas sonoras después de cada compás, con una planeación magistral de Beth Gibbons
Las pistas son una colección sublime que deja la electrónica de Portishead y se siente sumamente cercano a Radiohead, entrelaza melodías inquietantes con letras introspectivas. Los ritmos también tienen la intención de no adecuarse a las convenciones y entrar en momentos inesperados.
Se trata de un disco disonante, con canciones como “Reaching Out” y “Beyond the Sun”, que ofrecen explosiones melódicas entre un caos planeado y controlado. Las letras son pesadas, como aviso, eviten escuchar el disco si están de malos ánimos. Temas como el dolor y el paso del tiempo se resuelven con el fatalismo de Beth Gibbons, que deja concluir que todo vale la pena.
Hasta las canciones más “aceleradas” guardan una forma tétrica y hasta sonidos fantasmagóricos. Tal es el caso de “Reaching Out”, en el que capa tras capa de voces persecutorias ensombrecen el ánimo de la rola, hasta llegar a un excepcional rompimiento con metales.
Beth nos dice que la calma que contempla los momentos bellos también es parte del viaje
En general, el álbum es un viaje fascinante y emocional que es un testimonio del talento y la voz de Gibbons, lo que nos deja con muchísimas ganas de verla en vivo y con la sensación de que nos hemos perdido de su talento con una obra musical excepcional, pero de la que hay poco.
Gibbons es muy expresiva con su voz, pasando por letras casi habladas, susurros y gritos expresivos. Para “Rewind”, se adentra en tonos misteriosos con distorsiones que la vuelven aún más alucinante.
Al final del disco, nos regala “Whispering Love”, una rola que sí reconforta, abre con guitarra, flauta y hasta sonidos de pájaros grabados. En una oda y llamado al amor, Gibbons insiste en que lo que hacemos aquí tiene momentos bellos.
Beth Gibbons tiene una breve gira por Europa hasta el verano, y esperemos que venga a Latinoamérica hacia finales de año. Para celebrar el lanzamiento de Lives Outgrown, Beth Gibbons publicó versiones físicas del disco que pueden conseguir por acá.
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