
27 OCTUBRE 2025-INTERNACIONAL- Lituania volvió a cerrar su principal aeropuerto y los pasos fronterizos con Bielorrusia tras detectar la entrada de varios globos de contrabando cargados con cigarrillos ilegales. Este es el cuarto episodio en una sola semana, y las autoridades lituanas apuntan directamente al régimen de Alexander Lukashenko por no frenar el uso de estos dispositivos, lo que ha generado un nuevo roce diplomático entre ambos países. La situación no solo afecta al tránsito aéreo, sino que pone en evidencia un problema más profundo: el control de las fronteras europeas y la seguridad en la región báltica.
El cierre del aeropuerto de Vilna se prolongó hasta las 23:40 GMT, afectando a miles de pasajeros y suspendiendo vuelos nacionales e internacionales. Los pasos fronterizos terrestres con Bielorrusia también fueron clausurados temporalmente mientras la Comisión de Seguridad Nacional se prepara para revisar las medidas de respuesta ante estos incidentes. Las autoridades confirmaron que los globos, detectados por radares de vigilancia aérea, provenían del territorio bielorruso.
El contrabando aéreo y sus consecuencias para la seguridad
Según el Centro Nacional de Gestión de Crisis de Lituania, los globos fueron utilizados para transportar cigarrillos hacia la Unión Europea, una práctica cada vez más frecuente y difícil de detectar. En el último año ingresaron al país 966 globos de este tipo, y en lo que va de 2025 ya se han registrado más de 500. Las cifras muestran que el fenómeno se ha convertido en un problema estructural que trasciende el simple contrabando.

Desde el año pasado, las autoridades lituanas autorizaron a las fuerzas fronterizas a abatir cualquier objeto aéreo sospechoso, incluidos los globos, como parte de una estrategia de defensa aérea reforzada. Estos dispositivos son más baratos que los drones y más difíciles de detectar, lo que los hace ideales para las redes criminales. Su uso constante pone a prueba la eficacia del control fronterizo y plantea un dilema sobre cómo modernizar la vigilancia sin provocar incidentes diplomáticos mayores.
Un conflicto que escala en el plano político y diplomático
El gobierno de Lituania acusa a Bielorrusia de inacción e incluso de complicidad, al permitir que los contrabandistas operen desde su territorio. Minsk, por su parte, niega cualquier responsabilidad y asegura que no controla a los grupos ilegales que utilizan estos globos. Sin embargo, Vilna considera que la falta de control equivale a una forma de agresión pasiva, lo que eleva el tono de la confrontación política entre ambos países.

El contrabando de cigarrillos es un negocio multimillonario que afecta no solo a la economía lituana, sino también al conjunto de la Unión Europea. Según datos recientes, hasta el 93 % de los cigarrillos ilegales que ingresan a Lituania provienen de Bielorrusia. Esto implica una pérdida millonaria en impuestos y una puerta de entrada para redes de crimen organizado que podrían diversificar sus operaciones hacia otras actividades ilícitas.
El incidente también ha generado preocupación en la OTAN, de la cual Lituania es miembro. Cualquier violación del espacio aéreo de un país aliado puede tener implicaciones de seguridad colectiva. En este sentido, el episodio de los globos, aunque aparentemente menor, se interpreta como una posible prueba de vulnerabilidad. Las autoridades bálticas consideran que este tipo de incidentes deben tratarse no solo como contrabando, sino como una cuestión de soberanía y defensa.

El caso de Lituania no es aislado. En los últimos meses, otros países de Europa del Este han denunciado incursiones aéreas no identificadas, drones espías y actividades sospechosas en sus fronteras. El patrón apunta a un nuevo tipo de guerra híbrida, donde las herramientas civiles se utilizan con fines políticos o estratégicos. La OTAN ya ha reforzado la vigilancia en el flanco oriental y ha llamado a la cooperación entre estados miembros.








