
Lavar los trastes… esa tarea que muchos evitan como si fuera castigo. Pero resulta que, si se hace con conciencia plena (sí, como si fueras monje zen), puede reducir el estrés hasta en un 27%, según un estudio de la Universidad Estatal de Florida. Así que si alguna vez te encontraste extrañamente en paz tallando un sartén, no estás loco: es ciencia.
El truco está en cómo lo haces. Un grupo de 51 personas fue dividido en dos: a unos les enseñaron a lavar los platos de forma mindfulness, o sea, prestando atención al calor del agua, al olor del jabón, al sonido de los platos… y esos se sintieron mucho más tranquilos después. En cambio, los que solo leyeron un texto técnico sobre cómo lavar, terminaron más enojados que relajados.
Y no es poca cosa. El estrés no solo te hace gritarle al microondas cuando no calienta bien, también afecta tu cuerpo: desde dolores de cabeza y músculos tensos hasta insomnio, malestar estomacal y baja de defensas, según la Clínica Mayo. Así que si una montaña de platos puede ayudarte a evitar eso… bueno, ¿dónde está el estropajo?
Este tipo de micro-meditaciones no requieren incienso ni apps de meditación. Solo necesitas tu fregadero, un par de platos sucios y, lo más difícil de conseguir, un poco de atención plena. Eso sí, no aplica si lavas mientras peleas con tu pareja o revisas el celular entre plato y plato.