QUINTANA ROO – 23-OCT-2025 – INTERNACIONAL. La escalada de violencia e inseguridad que azota al campo mexicano ha alcanzado un punto crítico, afectando directamente el bolsillo de los consumidores. El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) de México ha lanzado una seria advertencia: las extorsiones que los cárteles del narcotráfico imponen a los productores agrícolas en todo el país están repercutiendo de forma significativa en el precio final de los alimentos. Esta situación, generada por el crimen organizado, está convirtiendo la actividad de trabajar la tierra en una empresa de altísimo riesgo y costo económico para la sociedad.
La organización gremial estima que la incidencia de estas prácticas criminales es alarmante. Según sus cálculos, entre un 10% y un 20% del costo de diversos productos agroalimentarios no se debe a factores de producción o distribución legítimos, sino a los pagos exigidos por los grupos criminales. Estas extorsiones se han convertido en un sobrecosto fijo que los productores se ven obligados a transferir a la cadena de valor, haciendo que la situación sea financieramente «insostenible» para el sector y afectando a la seguridad alimentaria de la población.
El Asesinato de un Líder Limonero: La Extorsión que Mata
El pronunciamiento del CNA se produjo tras un evento trágico que puso de manifiesto la brutalidad de esta dinámica criminal. Se trata del asesinato de Bernardo Bravo, un reconocido líder limonero en el estado de Michoacán, quien fue ejecutado a tiros el domingo por la noche. La víctima era recordada por el gremio como «un defensor incansable por los derechos de los agricultores de México», lo que subraya el riesgo que enfrentan quienes intentan oponerse a las extorsiones del crimen organizado.
El homicidio de Bravo ha elevado el nivel de preocupación en la comunidad productora, que enfrenta una creciente ola de violencia. La CNA ha sido clara: «El crimen organizado, la extorsión, las amenazas y los asesinatos no pueden seguir condicionando la actividad de quienes trabajan la tierra todos los días». Esta realidad en el campo mexicano va más allá de un simple robo; implica que los cárteles están exigiendo pagos a los productores para simplemente dejarlos ejercer su actividad, controlando así vastas zonas de producción.
Amenaza a la Seguridad Alimentaria y Exigencia de Estrategia
Los agricultores han denunciado que la inseguridad en el campo mexicano no solo pone en peligro sus vidas y la de sus familias, sino que también representa una amenaza directa a la seguridad alimentaria de todo el país. El delito de extorsión ha crecido a todos los niveles, pero en el sector agropecuario se traduce en que los cárteles deciden quién trabaja y a qué costo, interrumpiendo las cadenas de suministro y limitando la producción esencial.
Ante este panorama, el Consejo Nacional Agropecuario ha hecho un llamado urgente y contundente a las autoridades. Exigen a los tres órdenes de Gobierno que implementen una estrategia «coordinada» y «con urgencia» para poner freno a la violencia e impunidad. La organización enfatiza que proteger la vida y el trabajo de quienes producen alimentos es una acción «indispensable para garantizar el derecho a la alimentación, el bienestar y la estabilidad del país».
