
10 de Noviembre del 2025.- “Nos arruinaron la vida”. Este es el lamento que se repite en voz baja en los barrios de Montevideo más castigados por la violencia. Uruguay, históricamente conocido en la región como la democracia más estable de Sudamérica, enfrenta una creciente y alarmante ola de violencia. La expansión del narcotráfico y el aumento de los homicidios en distintas zonas de la capital han encendido todas las alarmas en la sociedad y en el gobierno.
El problema de fondo es la expansión de las redes de narcotráfico que se disputan el territorio. Lo que antes eran incidentes aislados, hoy se han convertido en una lucha constante por el control de los barrios, lo que ha disparado las cifras de homicidios. Los ciudadanos que quedan en medio de este fuego cruzado ven cómo su tranquilidad desaparece, reemplazada por el miedo a las balas perdidas y a las represalias.
La situación ha escalado a tal punto que el crimen organizado parece estar desafiando abiertamente a las instituciones del país. El reciente atentado contra la fiscal general, Mónica Ferrero, es la prueba más clara de esta audacia. Este ataque no fue interpretado como un hecho de delincuencia común, sino como una advertencia directa de los narcotraficantes al sistema de justicia.

El desafío a las instituciones
El ataque a Ferrero ha marcado un antes y un después en la percepción de seguridad del país. Si los grupos criminales se atreven a atacar a la máxima autoridad de la fiscalía, el mensaje es que nadie está a salvo. Esto pone a prueba la fortaleza del Estado de derecho uruguayo, que ahora debe demostrar que puede enfrentar una amenaza que busca intimidar a sus funcionarios y operadores de justicia.
Mientras tanto, la vida diaria en los barrios afectados se ha transformado en una lucha por la supervivencia. Los vecinos relatan que la presencia del narcotráfico lo domina todo. Las «bocas» de venta de droga operan a plena luz del día, y las balaceras nocturnas impiden el descanso. Los niños ya no pueden jugar en las calles y los comerciantes deben lidiar con extorsiones para poder mantener sus negocios abiertos.







