Cancún Q.Roo 19 Noviembre 2024.- El Partido Acción Nacional en Quintana Roo enfrenta un nuevo capítulo de controversia interna. La posible reelección de su presidenta estatal, Reina Tamayo, ha encendido los ánimos entre militantes y críticos, quienes denuncian una simulación de elección que podría minar aún más la credibilidad del partido.
Las acusaciones son claras: decisiones apresuradas y ajustes a modo en el proceso electoral interno. Desde la coincidencia sospechosa de las fechas de convocatoria con la elección nacional del PAN, hasta la presunta exclusión de una planilla opositora al no reunir las firmas necesarias, la transparencia y la ética parecen haber quedado en segundo plano. Aunque se argumenta que todo se ha hecho conforme a la ley, las dudas sobre si estas prácticas fortalecen la unidad y la democracia interna del partido son más que razonables.
Reina Tamayo ha sido señalada no solo por manejar el proceso con una inclinación evidente, sino también por su supuesta sumisión ante Morena, el partido en el poder estatal. Mientras que a nivel nacional el PAN critica a Morena por imponer decisiones «legales pero no éticas», en Quintana Roo parece replicarse la misma dinámica. ¿Es esto coherente con los principios que el PAN defiende en otros frentes?
Por otro lado, los consejeros estatales han sido colocados en una posición incómoda. Algunos señalan que se les ha presionado para apoyar la reelección, mientras otros cuestionan la narrativa de que el Consejo es independiente cuando las decisiones parecen estar ya pactadas desde arriba.
El tema no es menor. Este proceso electoral interno no solo impactará la dirección estatal del PAN, sino también la percepción del partido ante el electorado . En un estado donde Morena tiene una sólida presencia, el PAN no puede permitirse seguir debilitándose con divisiones internas y prácticas que lo alejan de sus ideales democráticos.
En un escenario donde la confianza pública hacia los partidos políticos es cada vez más frágil, el PAN en Quintana Roo debe reflexionar si quiere seguir siendo un actor relevante o si prefiere caer en la irrelevancia, atrapado en simulaciones y conflictos internos. ¿Qué queda del partido que prometía ser una alternativa real al autoritarismo y la corrupción?
La elección está programada para el 1 de diciembre, pero el verdadero reto no será solo determinar quién dirigirá el partido, sino también demostrar que Acción Nacional puede ser congruente y renovarse desde adentro. Si no, los panistas terminarán haciéndole el trabajo sucio a sus adversarios.