8 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. Una tragedia que conmocionó a Australia ha llegado a su fin judicial. Erin Patterson, la mujer de 50 años que asesinó a tres de sus familiares con hongos venenosos, fue condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por 33 años. Durante la audiencia de sentencia, celebrada este lunes, Patterson mantuvo una actitud impasible, solo mostrando sorpresa al escuchar el veredicto. Por cada uno de los tres asesinatos —los de sus exsuegros Don y Gail Patterson y la tía Heather Wilkinson—, recibió cadena perpetua, además de 25 años por el intento de homicidio de Ian Wilkinson, tío sobreviviente. La condena la mantiene tras las rejas hasta sus 83 años.
El juez Christopher Beale detalló las circunstancias agravantes que influyeron en su decisión, destacando la planificación deliberada del crimen. Según Beale, Patterson invitó «inusualmente» a la familia a un almuerzo con la «intención de matarlos a todos». El juez también señaló la falta de compasión de la acusada, quien no colaboró con el personal médico para salvar a sus víctimas. «Nunca sabremos si revelar el uso de hongos venenosos habría marcado la diferencia», lamentó el magistrado, añadiendo que la falta de remordimiento de Patterson «echó sal en las heridas de todas las víctimas». Este silencio, incluso frente a la oferta de perdón de su tío sobreviviente, Ian Wilkinson, fue un factor clave en la severidad de la condena.
La defensa de Patterson y la falta de remordimiento
A pesar de las contundentes pruebas presentadas por la fiscalía, Patterson mantuvo su inocencia hasta el final. Se describió a sí misma como una amante y recolectora aficionada de hongos, asegurando que todo fue un «trágico accidente». Negó haber recolectado hongos tóxicos y haber desechado un deshidratador de alimentos y los platos que usó en la fatídica comida. Sin embargo, la investigación forense reveló que había recolectado hongos en pueblos cercanos y que había intentado encubrir sus crímenes mintiendo a la policía y deshaciéndose de las pruebas. El jurado deliberó durante nueve semanas, escuchando evidencias que sugerían que la acusada había atraído a sus víctimas bajo la falsa excusa de que tenía cáncer, antes de llevar a cabo el atroz crimen.
La defensa de la acusada se basó en el argumento de que la muerte de los familiares fue accidental. La defensa argumentó que no había evidencia de que la acusada supiera que los hongos eran venenosos. Sin embargo, la fiscalía presentó pruebas contundentes de que Erin Patterson había investigado previamente la letalidad de los hongos antes de servirlos en el almuerzo, y que el menú principal que les dio a sus invitados estaba impregnado de la toxina letal de los hongos, lo que hizo que la defensa cayera en contradicciones. El tribunal consideró que el argumento de la defensa no era creíble.
La severidad de la sentencia, que sorprendió a algunos por no ser una condena a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, fue explicada por el juez Beale. A pesar de considerar los crímenes como los «peores de su tipo», el juez tuvo en cuenta las «duras condiciones» que Patterson enfrentará en prisión. Destacó que, debido a su «notoriedad» entre la población carcelaria, es muy probable que permanezca en régimen de aislamiento solitario durante años para su propia protección. Estas condiciones ya experimentadas durante sus 15 meses en prisión, según el magistrado, fueron «consideraciones importantes y de peso» que justificaron el establecimiento de un período sin libertad condicional, en lugar de la privación total de la posibilidad de ser liberada.
Tras la sentencia, Ian Wilkinson, el tío sobreviviente, habló públicamente y agradeció a la policía y a la fiscalía por su incansable labor. Su testimonio fue un momento de gran emoción, ya que destacó la importancia de que «se sacara a la luz la verdad de lo que les sucedió a tres buenas personas». Wilkinson también elogió al personal sanitario que lo atendió y le salvó la vida, resaltando la «amabilidad y compasión» que recibió a lo largo de este «largo proceso». Su declaración refleja el dolor de las víctimas y la búsqueda de justicia.
