30 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Tanzania se encuentra sumida en el caos y la violencia tras una jornada electoral que ha derivado en multitudinarias protestas y graves enfrentamientos con la policía. Ciudades clave como Dar es Salaam, Arusha y Mbeya han amanecido con escenas de caos, con calles bloqueadas, el uso de gases lacrimógenos y reportes de cadáveres tendidos sobre el asfalto. La indignación popular se encendió debido a las denuncias de fraude electoral generalizado y la exclusión de los principales líderes de la oposición.
Testigos presenciales en Dar es Salaam han relatado a agencias internacionales el hallazgo de cuerpos cubiertos con telas al amanecer, señalando a la represión policial como la causa de estas muertes. Mientras la cifra de fallecidos varía entre dos, según Amnistía Internacional, y hasta cinco, de acuerdo con activistas de derechos humanos, las autoridades han guardado un silencio absoluto, negándose a responder a las peticiones de declaraciones sobre la violencia poselectoral y los enfrentamientos.

Paralelamente a la violencia en las calles, se ha confirmado un apagón de internet a nivel nacional desde el día de las elecciones, afectando gravemente las comunicaciones y el acceso a redes sociales. Esta interrupción, denunciada por NetBlocks y organizaciones humanitarias, es vista como una táctica clara para silenciar la información sobre la violencia postelectoral y evitar que se difundan pruebas de la represión.
Elecciones Bajo Sospecha y Censura
Las elecciones, en las que estaban llamados a votar más de 37 millones de tanzanos, tenían como objetivo mejorar la imagen reformista de la presidenta Samia Hassan Suluhu ante la comunidad internacional. Sin embargo, el proceso ha tenido el efecto contrario, exhibiendo un Ejecutivo autoritario que ha recurrido a la represión policial y la censura política para mantenerse en el poder, mientras que los colegios electorales enfrentaron retrasos y reportes de robo de urnas.
La candidata Suluhu, quien llegó al poder en 2021, ha sido fuertemente criticada por la exclusión de líderes clave de la oposición, como Tundu Lissu y Luhaga Mpina, cuyas candidaturas fueron rechazadas o encarceladas. Esta situación llevó a la oposición a calificar el proceso electoral como «no democrático» y sin «garantías democráticas», lo cual sirvió de mecha para las protestas y el caos desatado.

La agitación actual representa un gran desafío para la presidenta Suluhu y significa un giro de 180 grados en su política. Al asumir el cargo, Suluhu había sido elogiada por suavizar la represión y la censura que habían aumentado bajo el mandato de su predecesor, John Magufuli. A pesar de que los disturbios se extienden por varias ciudades, la presidenta se limitó a hacer un llamado a la calma a través de redes sociales, apelando a un «voto pacífico y responsable».
Ante la magnitud del caos, el Gobierno tanzano ha ordenado a los funcionarios trabajar desde sus casas y ha recomendado a la población no salir de sus viviendas. Esta medida, anunciada junto con un toque de queda y el despliegue de agentes militares y policiales, subraya el nivel de alarma que sacude al país africano. Las embajadas de Estados Unidos y Reino Unido también han emitido alertas, advirtiendo a sus ciudadanos de bloqueos de carreteras y posibles interrupciones en el Aeropuerto Internacional Julius Nyerere, la principal vía de salida.
Exigencia de Investigación Internacional
Las organizaciones humanitarias han reaccionado con firmeza, exigiendo una investigación exhaustiva e independiente sobre el uso «ilegítimo y letal» de la fuerza contra los manifestantes. Amnistía Internacional (AI) ha confirmado al menos dos muertos y varios heridos, advirtiendo que el riesgo de una nueva escalada en la violencia es alto. El director de AI para África Oriental y Meridional condenó la «supuesta interrupción» de internet, que «amenaza con agravar aún más la situación» de represión y desorden.
El Histórico Dominio del Partido de la Revolución
 
			 
			



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