
5-Agosto-2025.-Durante casi cuatro décadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus socios de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Poliomielitis han trabajado para eliminar esta enfermedad paralítica que ha acompañado a la humanidad desde tiempos prehistóricos. Aunque los casos han disminuido en más del 99%, la polio sigue presente en regiones de Afganistán, Pakistán y zonas afectadas por conflictos bélicos, lo que amenaza con frenar el objetivo global de erradicarla.
Un informe interno obtenido por Associated Press revela graves fallos en el proceso de vacunación, incluyendo registros falsificados, reemplazo de sanitarios por familiares sin formación y administración incorrecta de las vacunas. Desde al menos 2017, los trabajadores ya advertían a sus directivos sobre estas irregularidades, que incluyen el almacenamiento inadecuado de las dosis y la entrega de informes que inflaban el número de vacunas administradas.
Los equipos de salud enfrentan desafíos culturales y sociales que dificultan su labor. En Pakistán y Afganistán, algunas familias exigen alimentos o agua a cambio de aceptar las vacunas, mientras que otras rechazan la inmunización por falsos rumores sobre supuestos efectos de esterilización. Estas barreras, sumadas a la pobreza extrema, limitan los avances de las campañas puerta a puerta que buscan proteger a millones de niños.
El informe cita ejemplos alarmantes: en Kandahar, Afganistán, los equipos de vacunación trabajaron de manera apresurada sin planes de seguimiento adecuados, mientras que en Nawzad más de 250 hogares quedaron excluidos del proceso durante al menos dos años. Estas omisiones evidencian la falta de control y supervisión en las estrategias implementadas.
Aunque las autoridades destacan logros como la vacunación de 3.000 millones de niños y la prevención de al menos 20 millones de casos de parálisis, los expertos insisten en que la «lealtad ciega» a una estrategia obsoleta y a una vacuna oral imperfecta han impedido mayores avances. El desafío, dicen, no solo es médico, sino también político y logístico, y requiere cambios profundos para lograr el objetivo de erradicación.