5 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. La detención de migrantes en Estados Unidos ha vuelto a estar en el centro del debate, esta vez con el controvertido centro temporal en los Everglades de Florida, apodado Alligator Alcatraz. Lo que se construyó en solo ocho días como una respuesta a la crisis migratoria se ha convertido en un punto de tensión legal y humanitaria. Aunque el gobierno de Donald Trump lo defendió como una instalación necesaria y bien gestionada, las denuncias de familiares y abogados de los detenidos pintan un cuadro muy diferente. Este centro se ha visto envuelto en una batalla legal que ha mantenido su estatus operativo en el limbo, a pesar de una orden judicial inicial para su cierre, un tribunal de apelaciones ha permitido que continúe su funcionamiento.
La instalación, con capacidad para 3,000 personas, se ha convertido en un símbolo de la dura política migratoria del gobierno de Trump. Su solo nombre, Alligator Alcatraz, evoca una imagen de aislamiento y condiciones extremas, lo que ha avivado el fuego tanto de sus partidarios como de sus detractores. Mientras los republicanos de Florida vendían mercancía con su nombre y lo elogiaban como una muestra de la firmeza en la frontera, los demócratas y activistas lo denunciaban por sus condiciones deplorables y la falta de acceso a servicios básicos.

Denuncias de trato inhumano y falta de transparencia
El caso de Michael Borrego Fernández, un migrante cubano con asilo temporal, ha captado la atención y ejemplifica las graves denuncias sobre el trato a los detenidos. Su madre, Yaneisy Fernández, relató la angustia que vivió al enterarse de que su hijo estaba en el centro, al que él mismo se refirió como el «Alcatraz de los caimanes». La situación de Michael se agravó al sufrir una hemorragia severa que requirió cirugía, pero, según su madre y su abogado, se le negaron los analgésicos y la atención médica adecuada al ser devuelto a la instalación. Su caso, parte de una demanda en curso, no solo apunta a las condiciones físicas, sino también a la negación del acceso presencial a sus abogados, un derecho fundamental para cualquier detenido.
Otra historia de angustia es la de Marco Álvarez Bravo, un ciudadano chileno con una solicitud de asilo pendiente que fue detenido por agentes de ICE. Su esposa, Gladys, denunció que Marco padece una grave afección cardíaca y neumonía, y que después de un traslado médico, «desapareció» por más de una semana de la base de datos oficial de ICE. La falta de información sobre el paradero de los detenidos no es un problema aislado, ya que otros abogados y familiares han reportado situaciones similares, lo que evidencia la opacidad del sistema. Estos casos, de Borrego y Álvarez, ponen de manifiesto la falta de transparencia y las deficiencias del sistema de detención de migrantes.

Las denuncias sobre el centro de detención migratoria no han pasado desapercibidas. Por un lado, las autoridades, como el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), han refutado las acusaciones, afirmando que se proporciona atención médica adecuada y que existen instalaciones para reuniones legales. Sin embargo, los abogados y activistas insisten en que estas instalaciones, que deberían ser no punitivas, se han convertido en lugares con condiciones degradantes. Este debate sobre las condiciones de los detenidos continuará mientras la demanda legal avanza y se sigan construyendo otros centros temporales en otros estados con nombres igual de polémicos, como «Deportation Depot» y «Speedway Slammer».
El polémico centro de detención, más allá de la política migratoria, revela la vulnerabilidad de las personas que son detenidas por las autoridades de inmigración. Muchos de estos individuos, como Michael y Marco, tienen estatus legal pendiente o ya han pasado por procesos judiciales, pero terminan en un limbo burocrático donde su bienestar y sus derechos básicos se ven comprometidos. El apodo de «Alligator Alcatraz» no solo refleja la geografía del lugar, sino que se ha convertido en una metáfora del sistema migratorio, donde la falta de comunicación, la deshumanización y la opacidad son parte de la realidad diaria de miles de inmigrantes.
