
La ONU responde a México tras controversia sobre las desapariciones forzadas
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se vio en el centro de la polémica luego de que anunciara que comenzaría un procedimiento para analizar la crisis de desapariciones forzadas en México. A través de su Comité sobre las Desapariciones Forzadas, la ONU justificó su decisión y explicó que había «indicios bien fundados» de que estas desapariciones no solo eran un fenómeno aislado, sino una práctica sistemática y generalizada en el país. Esta medida fue tomada en respuesta a la alarmante cifra de desaparecidos en México, que alcanza los 124,263 casos, según datos oficiales más recientes.
El Comité de Desapariciones Forzadas precisó en su comunicado que, de acuerdo con el artículo 34 de la Convención Internacional para la Protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, si se reciben «indicios bien fundados» sobre la ocurrencia de desapariciones sistemáticas, el caso será llevado a consideración urgente de la Asamblea General de la ONU. Esta resolución no fue tomada a la ligera, ya que, como explicó el Comité, existe un «derecho internacional aplicable» que obliga a los países a tratar estos crímenes de manera seria y con responsabilidad. De esta manera, se activó por primera vez el procedimiento del artículo 34 de la Convención en México.

A pesar de la postura de la ONU, la respuesta del gobierno mexicano fue enérgica. La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, negó categóricamente que en el país se practique la desaparición forzada por parte del Estado. Según Sheinbaum, este fenómeno debe atribuirse a la actividad de grupos del crimen organizado y no al gobierno. En una conferencia de prensa, la mandataria subrayó que México ha luchado históricamente contra este tipo de violaciones a los derechos humanos, y que no existe evidencia de que las desapariciones forzadas sean realizadas por agentes del Estado mexicano.
El gobierno de México no solo rechazó la resolución de la ONU, sino que también emprendió acciones diplomáticas. El Ejecutivo anunció que enviaría una nota diplomática a la ONU para expresar su desacuerdo con la interpretación sobre la desaparición forzada en el país. Además, la bancada de Morena en el Senado aprobó un procedimiento para solicitar la destitución de Olivier de Frouville, presidente del Comité de Desapariciones Forzadas de la ONU, acusándolo de malinterpretar la situación y de dar una versión que no corresponde con la realidad de México.
En medio de esta controversia, el Comité de la ONU destacó la gravedad de la situación, señalando que la crisis de las desapariciones en México requiere atención urgente y que las medidas cautelares dictadas por el Comité, como el caso del rancho Izaguirre, son necesarias para evitar que el fenómeno continúe sin control. Olivier de Frouville, presidente del Comité, afirmó que el país vive una «situación preocupante» y que no se puede ignorar la magnitud del problema, que afecta tanto a las víctimas como a sus familias, quienes exigen justicia y respuestas.

Mientras la ONU toma medidas para abordar este grave tema, la situación de las desapariciones forzadas en México sigue siendo una de las principales preocupaciones de la sociedad civil, los organismos internacionales y los defensores de los derechos humanos. El país se enfrenta a un desafío monumental en el que las víctimas de desapariciones, así como sus familiares, siguen esperando respuestas. La resolución de la ONU podría marcar un punto de inflexión en la forma en que México trata este doloroso problema, pero la tensión entre las autoridades mexicanas y los organismos internacionales parece lejos de resolverse.
Es genial que se estén tomando medidas para mejorar la situación, pero a veces siento que las acciones son más lentas de lo que necesitamos. Es como si siempre estuviéramos un paso atrás. Ojalá se actúe más rápido y con más fuerza para que los cambios realmente se sientan.
Es genial que se hable de este tema, porque es algo que nos afecta a todos. Sin embargo, me parece que a veces se quedan en lo superficial y no profundizan en las soluciones. Necesitamos más acciones concretas y menos palabras.
Es genial ver que se están tomando medidas para mejorar la situación, pero a veces siento que las promesas se quedan en palabras y no se concretan en acciones. Es importante que realmente hagan algo y no se quede solo en buenas intenciones.