
8 SEPTIEMBRE 2025- INTERNACIONAL- En un hecho que marca una escalada en la confrontación con el régimen venezolano, Estados Unidos ha destruido una embarcación perteneciente, según el Pentágono, al temido grupo criminal Tren de Aragua. Esta nueva estrategia no se limita a sanciones o presión diplomática, sino que utiliza directamente a las fuerzas armadas estadounidenses contra el narcotráfico en la región. El despliegue militar en el Caribe, el más grande en años, con siete buques de guerra y un submarino operando frente a las costas venezolanas, es la punta de lanza de una ofensiva que busca presionar al régimen de Nicolás Maduro.
La nueva ofensiva de Donald Trump, sin embargo, no puede entenderse únicamente como una operación antidrogas. El verdadero objetivo es el Esequibo, un territorio en disputa con Guyana que alberga enormes reservas de petróleo. Este recurso estratégico es la verdadera pieza en el ajedrez geopolítico que explica por qué Estados Unidos y Reino Unido se han alineado con Georgetown. Detrás de la narrativa de la lucha contra el narcotráfico, lo que realmente se está librando es un pulso por el control de recursos naturales. .
El hundimiento de la lancha es también un claro mensaje político. Trump ha elevado la recompensa por la captura de Maduro a 50 millones de dólares y lo acusa de liderar el llamado “Cártel de los Soles”. Con ese marco, cualquier acción puede presentarse como contraterrorismo. Esta nueva estrategia de presión es una forma de socavar al régimen venezolano y justificar una acción militar directa. Caracas, por su parte, lo denuncia como una operación encubierta de cambio de régimen.

La confrontación en el Caribe y las tensiones políticas
Entre la narrativa de Washington y la propaganda de Maduro, la verdad es que el Caribe vuelve a convertirse en un escenario de confrontación abierta entre Venezuela y Estados Unidos. La tensión política entre los dos países ha alcanzado un nuevo nivel, con Estados Unidos utilizando su poder militar para presionar a Maduro. El despliegue militar en el Caribe es una clara señal de que Washington no descarta la opción de una intervención militar en Venezuela si la situación lo requiere.
La confrontación abierta no solo tiene un impacto en la política exterior de ambos países, sino que también tiene un efecto en la política interna de Venezuela. El régimen de Maduro, que se enfrenta a una crisis económica y social sin precedentes, utiliza la amenaza de una intervención militar para consolidar su poder y silenciar a la oposición. La retórica antiimperialista de Maduro le ha permitido desviar la atención de los problemas internos del país y presentarse como un líder que defiende la soberanía nacional.
La geopolítica del petróleo
La nueva estrategia de presión de Trump contra Maduro no solo es una cuestión de narcotráfico o de política. Es, en esencia, una batalla por el control de los recursos energéticos. La disputa por el Esequibo, un territorio rico en petróleo, es el motor de esta confrontación. Las reservas de petróleo del Esequibo son tan grandes que podrían cambiar el balance de poder en la región y en el mundo. El hundimiento de la lancha es un mensaje claro: Estados Unidos no permitirá que Venezuela se apodere del territorio. Este conflicto geopolítico demuestra que la lucha por los recursos energéticos es uno de los principales motores de la política exterior de las grandes potencias.
