26 SEPTIEMBRE 2025-NACIONAL-La polémica alrededor de La Luz del Mundo vuelve a encenderse tras la detención de 38 personas en Michoacán, presuntamente integrantes del grupo paramilitar Jahzer, señalado por sobrevivientes como una fuerza de choque destinada a intimidar y silenciar a víctimas dentro de la organización. Testimonios de exmiembros afirman que este grupo estaría bajo el control de Naasón Joaquín García, líder de la iglesia, actualmente sentenciado en Estados Unidos por abuso de menores.
De acuerdo con Sharim Guzmán, quien se identifica como sobreviviente, los integrantes de Jahzer son entrenados dos veces al año en técnicas de combate, defensa personal y uso de armas, aunque muchas veces utilizan réplicas para evitar sanciones legales. Sin embargo, la magnitud de los entrenamientos levanta sospechas de posibles nexos con grupos delictivos, pues montar un centro de adiestramiento sin autorización resulta poco creíble en un estado con fuerte presencia de crimen organizado.
Entrenamiento y estructura paramilitar
El hallazgo del campamento en Michoacán reveló la presencia de armas blancas, cascos, botas tácticas y un arma calibre 9 mm. Según Guzmán, incluso se realizaban entrenamientos con explosivos falsos y simulacros de defensa contra supuestos atentados. Uno de los detenidos más relevantes es Ángel Aragón, exintegrante de las Fuerzas Armadas, quien habría estado a cargo del adiestramiento de la guardia y de proteger la casa apostólica en La Hermosa Provincia.
La denuncia también señala que estos grupos mantenían prácticas sectarias, como celebrar de forma paralela las fiestas patrias, organizando desfiles y gritos de independencia propios, con la participación de líderes religiosos y hasta invitados políticos. Este comportamiento, sumado a los entrenamientos paramilitares, refleja una dinámica de control interno que alimenta la idea de un poder paralelo dentro de la organización.
Implicaciones y denuncias
Exmiembros aseguran que el objetivo principal de Jahzer es intimidar a quienes denuncian abusos dentro de la iglesia, especialmente mujeres, niños y adultos que aún permanecen en silencio por miedo a represalias. Guzmán enfatizó que la narrativa apocalíptica inculcada en los fieles —la idea de que “el fin del mundo puede llegar en cualquier momento”— era utilizada como justificación para formar estas estructuras de choque.
La gravedad del asunto no solo recae en la posible existencia de un grupo armado bajo el amparo de una organización religiosa, sino también en las consecuencias sociales. El que familiares de pastores formen parte de Jahzer sugiere que el adoctrinamiento y la intimidación trascienden al ámbito espiritual, afectando directamente la vida comunitaria y perpetuando un círculo de miedo entre los feligreses.
A disposición de la FGR
El secretario de Seguridad Pública de Michoacán, Juan Carlos Oseguera, informó que el operativo que permitió la detención de estas 38 personas surgió gracias a una denuncia ciudadana. Las autoridades estatales encontraron a los presuntos miembros de Jahzer realizando actividades de entrenamiento en una zona de viveros. El caso fue turnado a la Fiscalía General de la República (FGR) para determinar la veracidad de su vínculo con la iglesia y deslindar responsabilidades.
Oseguera explicó que, aunque los detenidos afirmaron pertenecer a La Luz del Mundo, corresponde a la FGR confirmar esta relación. Lo incautado en el campamento —réplicas de armas largas y cortas, uniformes tácticos, un arma real y otros implementos— evidencia un nivel de organización preocupante, que no corresponde a simples prácticas recreativas.
En distintas partes del mundo han existido organizaciones que, bajo el amparo de discursos espirituales, desarrollan estructuras paramilitares. Esto genera un riesgo doble: por un lado, erosiona la libertad religiosa al mezclarla con violencia, y por otro, dificulta la labor de las autoridades, que deben respetar la autonomía de culto mientras enfrentan prácticas ilegales.
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