
8 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Una violenta explosión de una bomba en la ciudad de Sange, en la provincia de Kivu del Sur, República Democrática del Congo (RDC), dejó más de 30 personas muertas y 20 heridas. El trágico incidente ocurrió el domingo por la noche tras un enfrentamiento interno entre las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC) y una milicia progubernamental conocida como Wazalendo. Este violento suceso se produce a pesar de la reciente firma de un acuerdo de paz en Washington, el cual había sido promocionado como un avance «histórico» para poner fin a la persistente violencia en el este del país.
Disputa Fatal: La Milicia y el Ejército Congoleño Detrás del Estallido de la Bomba
Residentes y líderes de la sociedad civil confirmaron a The Associated Press que el estallido de la bomba fue precedido por un tiroteo entre las FARDC y los combatientes de Wazalendo, una milicia que ha estado apoyando al ejército en su lucha contra los insurgentes. Faraja Mahano Robert, un líder local, relató que los soldados de las FARDC, que se dirigían al frente hacia la ciudad de Uvira, se negaron a detenerse cuando se les ordenó. Esta disputa escaló en un intercambio de disparos que culminó con la explosión de la bomba, causando una gran pérdida de vidas.
El conflicto en el este del Congo es uno de los más complejos del mundo, con más de 100 grupos armados luchando en una región rica en minerales, cerca de la frontera con Ruanda. El grupo principal, el M23, es respaldado por Ruanda según expertos de la ONU, y la lucha constante ha provocado una de las peores crisis humanitarias globales, con más de siete millones de personas desplazadas. La continuación de la lucha, a pesar del acuerdo de paz mediado por Estados Unidos y firmado apenas una semana antes, subraya la profunda inestabilidad que persiste en el terreno, llevando a muchos residentes a huir a zonas como Burundi en busca de seguridad.
La situación de caos y desconfianza se agrava por el fuego cruzado, llevando a civiles a temer tanto a las milicias como al propio ejército. David Kaserore, un residente de Sange, expresó el sentimiento generalizado: «es difícil distinguir entre el enemigo y las FARDC, ya que están matando a todos los civiles. Exigimos que el gobierno ponga fin a esta guerra. Estamos cansados”. Además, se reportaron enfrentamientos continuos entre Wazalendo y las FARDC incluso el lunes por la mañana, con al menos dos soldados del ejército congoleño muertos.
El presidente congoleño Félix Tshisekedi utilizó su discurso ante el parlamento para acusar a Ruanda de violar el acuerdo de paz firmado en Washington. Tshisekedi y su homólogo ruandés, Paul Kagame, habían rubricado el pacto ante el presidente estadounidense Donald Trump, un acuerdo que la Casa Blanca había calificado de «histórico». Sin embargo, Tshisekedi denunció que justo después de la firma, unidades de las Fuerzas de Defensa de Ruanda llevaron a cabo y apoyaron ataques con armas pesadas desde la ciudad ruandesa de Bugarama, lo que causó «daños humanos y materiales significativos».
El presidente congoleño calificó este incidente como una «agresión por poder» y negó las afirmaciones de una rebelión puramente interna, acusando a Ruanda de «organizar el saqueo de nuestros recursos naturales y desestabilizar nuestras instituciones». Estas acusaciones mutuas de violar los términos de la tregua han sido habituales entre las fuerzas congoleñas y el M23. Anteriormente, el M23 había escalado el conflicto tomando Goma y Bukavu, dos ciudades clave en el este del Congo, lo que demuestra la capacidad de los rebeldes de avanzar hacia objetivos importantes.
Los Recursos Minerales en Kivu del Sur y el Motor de la Guerra







