Recientemente llegó a la Ciudad de México una nueva habitante del Centro de Conservación de la Vida Silvestre de San Juan de Aragón. Se trata ni más ni menos de una elefanta nacida en las entrañas de África llamada Gypsy. Su arribo contribuye a la calidad de vida de esta especie, que como tantas otras, pertenece al infame libro rojo de los animales en extinción.
La nueva chilanga Gypsy es una hembra de entre 30 y 45 años que pesa alrededor de 3.5 toneladas. Fue rescatada de un espectáculo de animales de Morelos, en el que sufrió todo tipo de maltratos y fue forzada a vivir en cautiverio desde que llegó de África.
Esto sucedió gracias a la ley, Circos sin animales, a través de la cual se prohíben las exhibiciones que usen ejemplares silvestres o nativos para la recreación humana. Y es que esta ha sido una de las prácticas más terroríficas que hemos hecho a lo largo del tiempo; la expresión máxima del maltrato y desprecio a la vida que nos rodea.
Y aunque cada animal merece nuestro profundo respeto, en el caso de los elefantes el cautiverio y la explotación es sumamente cruel. Son seres muy inteligentes que viven en manada, necesitan socializar, tener contacto directo con la naturaleza, pisar suelos blandos y estar rodeados de árboles y pequeñas o grandes charcas de agua en las que puedan pasar el día.
Por eso, la llegada de Gypsy es una gran noticia, ya que además de salvarla de repetidos maltratos, entre otras cosas, ayudará a la supervivencia de otra elefanta que todos los días ruega por un poco de normalidad.
La compañera de Gypsy
Hace un tiempo, un grupo de defensores de los animales denunció en los medios las condiciones de vida que tenía la que denominaron, “la elefanta más triste de México”. La noticia resonó lo suficiente como para que los especialistas del Centro de Conservación de la Vida Silvestre de San Juan de Aragón tomaran cartas en el asunto.
Ely también fue rescatada de un circo de Morelos en el que estuvo un poco más de 25 años. Para salvarla hubo que pagar tres millones de pesos y llegó a San Juan de Aragón en pésimo estado. Padecía, y padece, un grupo de enfermedades crónicas que requieren cuidado y observación permanente, así como una buena cantidad de medicinas diarias que no le permitirían sobrevivir en el exterior.
Aunque en un inicio estaba acompañada por Maggie, otra elefanta, pronto se quedó sola y la falta de interacción y estimulación mental la hizo padecer varios síntomas de ansiedad que levantaron las alertas entre los expertos, al punto que pidieron que se la trasladara a un santuario.
No obstante, las condiciones de salud de la paquiderma hicieron imposible que saliera de dicho refugio. Por eso, la primera medida para salvarla de la tristeza fue conseguirle una compañera de vida, de su misma edad y su mismo pasado, así apareció Gypsy.
Se cree que vienen del mismo lugar e incluso que pudieron conocerse en el pasado, cuando viajaron de África a nuestro país. Ahí mientras estaban en las jaulas, jamás imaginaron que se volverían a ver en la Ciudad de México.
¿Cómo será el trasladó de Gypsy?
Gypsy vivía en el Centro de Conservación Zoofari que se ubica en Morelos. Y aunque no está tan lejos de la capital mexicana, el traslado no fue sencillo por su estatura, peso y las condiciones que se requieren para que no vaya a sufrir ningún tipo de trauma tipo Dumbo.
Para que la elefanta emprendiera su viaje, en primer lugar, se necesitaron algunos meses de entrenamiento que le permitieron entrar y salir de un inmenso contenedor acondicionado en le que pasó algunas horas.
La intención primordial de los expertos fue que entrara voluntariamente a su casa itinerante. Una vez que lo logró recibió dentro todo el apoyo que necesita. Durante todo el trayecto de carretera, estuvo acompañada por un grupo de personas que tienen amplia experiencia en mudar animales de un ecosistema a otro.
Una vez que llegaron a San Juan de Aragón, hubo que lograr que baja voluntariamente del contenedor. Después se le ayudó para que poco a poco se instalara y se acostumbrara a su nuevo habitad de lujo, y sobre todo a su flamante compañera que ya la esperaba, sin saber que la esperaba.
¿Cómo será la vida de las elefantas?
Otra medida que se tomó para que nunca vuelvan a estar tristes las elefantas fue mejorar su refugio. Amabas vivirán en un albergue de al menos 9 mil metros; una buena extensión para que puedan jugar y desplazarse si así lo desean. Este predio es al menos 10 veces mayor que el lugar donde vivía Ely.
Su nueva casa estará hecha de terracería y piso suave –lo que les dará mucha comodidad a la hora de caminar– y se rodeará de troncos y árboles que les permitirán dispersarse si no quieren ver a sus visitantes y prefieren tirarse en la sombra y pasar el día tranquilas.
En este nuevo espacio tendrán nuevo bebederos y magníficas albercas de lodo para jugar todo lo que necesiten, habrá dispensadores de comida y un par de casas para dormir en las noches lo más cómodas posibles.
¿Dónde ver a Gypsy?
La elefanta llegó este lunes a su nueva casa. Para los que quieran darle la bienvenida, aquí les dejamos la dirección, horas y demás coordenadas para visitarla.
Dirección Av. José Loreto Favela sin número, en la colonia San Juan de Aragón, entre la Av. 510 y la Av. 508. Colinda además con el Bosque de San Juan de Aragón al oriente y al poniente con la Av. 535 y está dentro de la Aldaldía Gustavo A. Madero.
Horarios: De lunes a domingo de 9:00 am a 17:00 Horas.