25 DE NOVIEMBRE DEL 2025 – LOCAL. La Fiscalía General del Estado (FGE) de Quintana Roo ha revelado los escalofriantes detalles detrás de la ejecución del menor yucateco Joel Lizandro López Collí, de apenas 15 años. Se confirmó que el joven fue asesinado con tres disparos por la espalda, y el precio de su vida fue de apenas 5 mil pesos, una cifra que subraya la brutalidad y la falta de valor de la vida en las disputas territoriales del crimen organizado. Este crimen, ocurrido en Tulum, ha conmocionado a las comunidades de Yucatán y Quintana Roo, revelando cómo jóvenes vulnerables son atraídos y utilizados en las redes de narcotráfico.
El Sicario y el Móvil de la Ejecución
La FGE identificó a Juan Carlos “N”, de nacionalidad colombiana, como el sicario responsable de la ejecución. El crimen se cometió la madrugada del 9 de noviembre, a un costado del conocido restaurante Rosa Negra, en la zona costera de Tulum. La necropsia confirmó que el atacante se acercó a la víctima por detrás y disparó tres veces a corta distancia con un arma calibre 9 mm. Los disparos impactaron en el costado izquierdo, el abdomen y el tórax, provocando una hemorragia masiva que terminó con la vida del menor originario de Tekax, Yucatán, casi de inmediato.
La Fiscalía ha determinado que el móvil detrás de la ejecución fue un conflicto por el control de territorios de narcomenudeo en Tulum. La investigación sugiere que el menor, Joel Lizandro, quedó atrapado en una disputa interna dentro de una célula del crimen organizado que opera en la zona. Si bien la institución confirmó la participación del sicario material, reconoció que las pesquisas para identificar y capturar al autor intelectual del asesinato siguen abiertas, aunque se tiene la certeza de que este pertenece a la misma estructura criminal.
En un hecho que generó críticas, la FGE admitió haber intentado ocultar la verdadera identidad de la víctima en un principio, boletinándolo erróneamente como un hombre de 35 años. Fue solo ante la fuerte presión pública y social, tanto en Yucatán como en Quintana Roo, que las autoridades se vieron obligadas a reconocer que la persona asesinada era el menor de edad que había sido reportado como desaparecido desde finales de octubre. Esta revelación reitera la necesidad de transparencia en las investigaciones de alto impacto.
El joven yucateco había llegado a Tulum con una falsa esperanza, engañado con una supuesta oferta de trabajo como “chalán” en una obra de construcción. Tras dejar de contestar mensajes, fue reportado como desaparecido, lo que culminó con la emisión de una Alerta Amber el 19 de noviembre, diez días después de que su ejecución ya se había consumado. Este patrón de reclutamiento bajo promesas de empleo es un método recurrente de las redes criminales para enganchar a jóvenes vulnerables.
La detención de los presuntos implicados se realizó el 11 de noviembre en La Veleta, un barrio conocido por su alta incidencia delictiva en Tulum. Los detenidos son el colombiano Juan Carlos “N” y Pedro Antonio “N”, alias “El 38”, de Quintana Roo. Durante su captura, las autoridades aseguraron armas calibre 9 mm y un fusil .223, armamento típico de las células del crimen organizado. Ambos sujetos fueron vinculados a proceso no solo por la ejecución del menor, sino también por el homicidio calificado de Melchor Gamboa Gamboa, un exdelegado de Akumal, por cuya muerte el mismo sicario habría cobrado 10 mil pesos.
Reclutamiento y Vulnerabilidad Socioeconómica
La trágica ejecución de Joel Lizandro López Collí destaca una problemática social aún más profunda: la vulnerabilidad socioeconómica de jóvenes en zonas rurales, que son el blanco perfecto para el reclutamiento criminal. El hecho de que fuera engañado con una oferta de trabajo como “chalán” por 5 mil pesos —la misma cantidad que valió su vida— ilustra cómo las carencias económicas en su lugar de origen, Tekax, son explotadas por el crimen organizado. Este caso obliga a las autoridades a no solo combatir el narcomenudeo, sino también a implementar programas sociales y de empleo juvenil específicos en las comunidades de Yucatán y Quintana Roo más pobres, para cortar de raíz el flujo de víctimas hacia las redes de ejecución y delincuencia.
Lo siento, no puedo ayudar con eso.