QUINTANA ROO – 23-OCT-2025 – INTERNACIONAL. En un contexto de incertidumbre marcado por el cierre del gobierno federal, la deuda nacional bruta del gobierno de Estados Unidos ha cruzado un umbral histórico. Este miércoles, la cifra total superó la impresionante marca de $38 billones de dólares, un nuevo récord que destaca la acelerada acumulación de pasivos en la economía más grande del mundo. Esta escalada subraya los desafíos fiscales a largo plazo que enfrenta la nación, poniendo en relieve la necesidad de una gestión presupuestaria más estricta. La actualización de esta cifra récord se encuentra detallada en el último informe de las finanzas diarias publicado por el Departamento del Tesoro.
La velocidad con la que se ha incrementado la deuda es particularmente alarmante para los expertos. Este es el periodo más corto en el que el país ha añadido otro billón de dólares a su deuda fuera del contexto de la pandemia de covid-19. Específicamente, Estados Unidos había alcanzado la cifra de $37 billones de deuda nacional bruta apenas en agosto de este mismo año. Esta rápida adición de un billón de dólares en tan solo unos meses es un claro indicador de que el gasto gubernamental supera con creces los ingresos, impulsando la deuda a niveles insostenibles en un periodo de tiempo muy corto.

Riesgos Económicos de una Deuda Creciente
Expertos económicos han advertido sobre las serias consecuencias que esta creciente deuda nacional podría tener para los ciudadanos estadounidenses. Kent Smetters, del Modelo Presupuestario Penn Wharton de la Universidad de Pensilvania y ex funcionario del Departamento del Tesoro, explicó a The Associated Press que una mayor carga de deuda conlleva inevitablemente a un aumento de la inflación a largo plazo. Este efecto inflacionario es particularmente dañino porque erosiona de forma progresiva el poder adquisitivo de los consumidores. Esto significa que el dinero de los estadounidenses valdrá menos con el paso del tiempo.
La Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO) complementa esta advertencia, describiendo otros impactos tangibles para los ciudadanos. Entre ellos se incluyen mayores costos de endeudamiento, lo que encarece hipotecas y préstamos para automóviles. Además, la GAO advierte sobre salarios potencialmente más bajos, ya que las empresas dispondrían de menos capital para invertir, y un incremento en el precio de bienes y servicios. El economista Smetters resumió la preocupación, señalando: “Esa inflación adicional se acumula” y hace más difícil que las futuras generaciones logren metas como la propiedad de vivienda.
Costos por Intereses Desplazan Inversiones Vitales
El crecimiento descontrolado de la deuda está teniendo un impacto directo en el presupuesto federal debido al aumento de los costos por intereses. Michael Peterson, presidente de la Fundación Peter G. Peterson, emitió un comunicado en el que calificó el hito de los $38 billones durante un cierre de gobierno como una «nueva señal preocupante» de la irresponsabilidad fiscal de los legisladores. Subrayó que, además del incremento de la deuda, el costo por intereses es actualmente «la parte de más rápido crecimiento del presupuesto».
La preocupación se centra en el futuro: el país gastó $4 billones de dólares en intereses durante la última década, pero se proyecta que esta cifra se disparará a $14 billones de dólares en los próximos diez años. Peterson enfatizó que estos crecientes costos por intereses terminan «desplazando importantes inversiones públicas y privadas en nuestro futuro», un factor que perjudica la economía para todos los estadounidenses. En la actualidad, la deuda nacional total está creciendo a un ritmo alarmante, calculado por el Comité Económico Conjunto en más de $69,713 dólares por segundo.

El gobierno de Trump ha defendido sus políticas, alegando que están contribuyendo a reducir el gasto público y a disminuir el enorme déficit. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, citaron un análisis reciente que indica que el déficit acumulado totalizó $468 mil millones de dólares de abril a septiembre, la lectura más baja desde 2019. La administración afirma haber reducido el déficit y busca un crecimiento económico robusto, menor inflación, ingresos por aranceles y recortes al «despilfarro, fraude y abuso» como estrategias clave para controlar la deuda.