MÚNICH (AP).— El alcalde Dieter Reiter dio inicio formalmente al Oktoberfest ayer en la tarde, cuando insertó el grifo en el primer barril de cerveza, marcando el comienzo de la 189a. edición del festival.
Miles de aficionados a la cerveza celebraron en el recinto ferial de Múnich, siendo los primeros en chocar sus tarros en el festival folclórico más grande del mundo.
Las meseras empezaron de inmediato a llevar charolas, cada una con hasta ocho tarros de vidrio, a las mesas.
Los juerguistas chocaron sus tarros y bebieron grandes tragos de cerveza ante el calor sofocante de la carpa.
La celebración se prolongará hasta el 6 de octubre en 18 grandes carpas que cubren el recinto ferial de “Theresienwiese”.
La seguridad será más estricta en el festival de este año tras el mortífero ataque con arma blanca en Solingen, ciudad a unos 470 kilómetros al noreste de Múnich.
En la violenta agresión perpetrada el 23 de agosto murieron tres personas y ocho resultaron heridas. Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad del hecho.
Como resultado, los organizadores añadieron detectores de metales a las medidas de seguridad por primera vez en la historia del Oktoberfest, pero aclararon que no hay amenazas concretas.
Decenas de miles de personas salieron a las calles ayer en la mañana para ver el desfile de apertura, mientras otras corrían para ocupar mesas en las carpas.
Charlaban, jugaban cartas y caminaban alrededor del recinto para ver las opciones de comida y los juegos del parque de diversiones a fin de pasar el tiempo antes de que pudieran comenzar a beber.
Los juerguistas entraron al recinto a las 9 de la mañana, tan pronto como abrieron las puertas, a pesar de los intentos de los agentes de seguridad por mantener el orden de la procesión.
Reían sin importar el frío matutino y uno de ellos gritó: “¿Por qué corremos?”, y seguían corriendo para volver a formarse, pero esta vez para ser los primeros en las carpas.
Se esperan unos 6 millones de visitantes en los 16 días que durará el festival —alrededor de 600,000 cada día— y se prevé que paguen entre 13.60 y 15.30 euros (15.12 a 17.01 dólares) por un tarro de cerveza de un litro.
Los precios de este año son aproximadamente 3.87% más altos que en 2023.
Mikael Caselitz, de 24 años, nació y creció en Múnich y ha asistido al Oktoberfest durante años. Dijo que todo el mundo debería viajar a Múnich para el festival al menos una vez en la vida.