12 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. La Casa Blanca ha buscado disipar los temores sobre una posible guerra prolongada en Venezuela, asegurando que las acciones militares y las incautaciones en el Caribe están motivadas principalmente por el objetivo de detener el tráfico ilegal de drogas. Karoline Leavitt, secretaria de prensa, respondió a las preguntas sobre el riesgo de que tropas estadounidenses se vean involucradas, remarcando que el presidente Donald Trump «no está interesado en una guerra prolongada» en la región. Su prioridad, según Leavitt, es «terminar con el tráfico ilegal de drogas hacia Estados Unidos, que cobra la vida de cientos de miles de estadunidenses».
La declaración se produce tras una escalada de operaciones estadounidenses en el hemisferio occidental, incluyendo la reciente incautación del petrolero Skipper (anteriormente Adisa) frente a las costas venezolanas. Leavitt defendió estas acciones, vinculándolas directamente a la lucha contra el narcoterrorismo. Subrayó que, con cada lancha de narcotráfico interceptada, se salvan miles de vidas al disuadir y detener la entrada de estupefacientes al país, aunque no presentó datos que respaldaran estas afirmaciones específicas sobre las vidas salvadas.
La Intercepción del Petrolero y el Narcoterrorismo
El petrolero Skipper, que en el pasado fue sancionado por presuntos vínculos con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán y Hezbollah, será llevado a un puerto estadounidense. Su cargamento de petróleo será confiscado a través de un «proceso legal». Leavitt advirtió que tales incautaciones «podrían continuar», acusando que las mercancías transportadas se utilizan para financiar el comercio ilegal de drogas y el «narcoterrorismo de regímenes rebeldes e ilegítimos en todo el mundo».
La secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, también vinculó la incautación del buque con los esfuerzos antidrogas de la administración Trump, asegurando que el objetivo fue «golpear al régimen» de Nicolás Maduro. Noem aseveró que fue una «operación exitosa» para «garantizar que estamos contratacando a un régimen que sistemáticamente llena nuestro país de drogas mortales», aunque, al igual que Leavitt, no ofreció evidencia que respaldara la acusación directa sobre el uso del petróleo para financiar drogas.
Guerra Económica y Sanciones al Círculo de Maduro
A diferencia de los reportes anteriores sobre bombardeos contra embarcaciones que, sin evidencias, se utilizaban para transportar drogas y que resultaron en la muerte de al menos 87 personas desde septiembre, la operación reciente del petrolero Skipper estuvo respaldada por una orden de decomiso emitida por el FBI. Esta distinción subraya un cambio en la táctica de Washington, que ahora combina la acción militar con un «proceso legal» formal.
En este contexto de guerra económica, el Departamento de Estado estadounidense impuso sanciones a tres sobrinos de la esposa del mandatario bolivariano: Franqui Flores, Carlos Flores y Efraín Campo, además de un empresario panameño y seis tanqueros y compañías navieras que transportan crudo venezolano. Estas sanciones buscan negarles el acceso a activos financieros y propiedades en EE.UU. y evitar que ciudadanos y empresas estadounidenses negocien con ellos, intensificando la presión sobre el círculo íntimo del régimen.
La Casa Blanca, aunque niega la intención de una guerra militar prolongada, confirma que está «enfocada en hacer muchas cosas en el hemisferio occidental», lo que implica una estrategia integral que va desde la incautación de petróleo en alta mar hasta las sanciones financieras a individuos clave. Esta combinación de acciones sugiere que la administración Trump está utilizando todos los medios de presión, menos una guerra terrestre directa, para debilitar el régimen de Maduro, bajo la bandera de la lucha contra las drogas.
El Uso de Órdenes de Decomiso del FBI y la Extraterritorialidad de la Ley
