
La decisión de la Academia Noruega de conceder el Premio Nobel de la Paz a la opositora venezolana María Corina Machado ha provocado una inmediata y fuerte reacción desde Washington. La Casa Blanca, a través de su director de Comunicaciones, Steven Cheung, criticó abiertamente la elección, acusando al Comité del Nobel de ceder a intereses ajenos a su propósito fundamental.
La Crítica Directa: Política Sobre Paz 🕊️
Steven Cheung no dudó en atacar la decisión, asegurando que el Comité del Nobel «antepone la política sobre la paz». Esta declaración subraya la frustración del equipo del presidente Donald Trump, quien había manifestado abiertamente sus expectativas de ser el galardonado con este prestigioso premio en reconocimiento a sus gestiones diplomáticas internacionales. El comentario de Cheung sugiere que la elección de Machado, una figura abiertamente confrontacional con un régimen, es una decisión más política que un reconocimiento genuino de esfuerzos pacificadores globales.
La respuesta de la Casa Blanca se centró en realzar la figura de su líder, Trump. Cheung escribió en su cuenta de X que el presidente «posee el corazón de un humanitario» y que «nunca habrá nadie como él que pueda mover montañas con su pura fuerza de voluntad». Además, afirmó que el presidente «seguirá firmando acuerdos de paz en todo el mundo, poniendo fin a guerras y salvando vidas», en un intento claro de contrastar la labor de Trump con la decisión del Comité Noruego.
Esta controversia surge en un contexto donde el líder estadounidense llevaba meses buscando activamente una nominación al Nobel de la Paz. Trump ha insistido en que sus gestiones han logrado poner fin a lo que él llama «siete guerras interminables». Entre los conflictos que destacó se encuentran: Camboya y Tailandia, Kosovo y Serbia, la República Democrática del Congo y Ruanda, Pakistán y la India, Israel e Irán, Egipto y Etiopía, así como entre Armenia y Azerbaiyán.
La Academia de Noruega, al otorgar el premio a María Corina Machado, parece haber priorizado el reconocimiento a la lucha democrática y los derechos humanos sobre las negociaciones entre Estados. Esto irritó a la Casa Blanca, que ve en la exclusión de Trump un desaire a la diplomacia de alto nivel. La reacción de Cheung refleja la creencia interna de que los logros de Trump en la mediación de conflictos de larga data superan en mérito a la labor de resistencia política interna reconocida por el galardón.