
Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, la Iglesia anglicana, a través de la Sociedad para la Conversión de los Negros Esclavos, publicó una edición peculiar del texto sagrado: «Partes selectas de la Santa Biblia, para uso de los esclavos negros, en las Islas de las Indias Occidentales Británicas». Hoy conocida como la «Biblia de los esclavos», esta versión fue diseñada para evangelizar a la población africana esclavizada en las colonias del Caribe y Norteamérica sin alterar el sistema esclavista. Los historiadores señalan que fue un acto de manipulación ideológica. De hecho, expertos como Robert Beckford, teólogo británico, afirman que esta edición eliminó cerca del 90% del Antiguo Testamento y el 60% del Nuevo Testamento, en una clara intención de censurar cualquier mensaje que pudiera fomentar la rebeldía o la idea de liberación humana.
La Biblia Mutilada: Censura para Evitar la Rebelión
El principal objetivo de esta versión abreviada de la Biblia era la supresión de todo pasaje que hablara de la libertad o condenara la opresión. La historia más notoria y simbólica que fue eliminada es la del Éxodo, donde Moisés libera a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Anthony Schmidt, director de Colecciones del Museo de la Biblia de Washington, donde se ha exhibido una de las pocas copias existentes, confirmó que esta omisión se realizó con la intención de manipular a los esclavizados, pues se temía que relatos como el de Moisés fueran tan «impactantes» que condujeran a una rebelión masiva en las plantaciones. El texto restante, por su parte, se enfocó en pasajes que promovían la obediencia incondicional a los amos.

Esta Biblia abreviada contenía apenas 14 libros, contrastando con los 66 de una edición protestante típica. La técnica de edición no fue la de modificar palabras o frases, sino la de eliminar pasajes y libros enteros que no se consideraban «esenciales» o que resultaban peligrosos para el statu quo. Por ejemplo, dejaron referencias a Moisés, pero eliminaron el grueso del Éxodo. Además, se mantuvieron textos como el de la carta de Pablo a los Efesios: «Esclavos, obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo». Este enfoque buscaba corromper el mensaje cristiano original para que sirviera al terror racial y sugerir a los africanos que su «situación infrahumana» contaba con el apoyo de Dios.

Contexto Histórico y la Esclavitud Cristiana
El momento de la publicación de la Biblia de los esclavos en 1807 es crucial para entender su propósito. En ese mismo año, el Parlamento británico abolió el comercio de esclavos en el Imperio, aunque la esclavitud como sistema de trabajo y propiedad se mantuvo vigente por otros 30 años. Según el teólogo Robert Beckford, para mantener a los esclavos en las plantaciones tras la abolición de la trata, se requería no solo la violencia, sino también un marco ideológico que justificara la servidumbre. La Biblia manipulada cumplía ese rol, promoviendo la idea de que Dios respaldaba la esclavitud.
La Iglesia anglicana, a través de sus misioneros, tuvo que argumentar a los terratenientes que convertir a los esclavos al cristianismo los haría «mejores esclavos», es decir, más obedientes y sumisos. Aunque algunos líderes anglicanos como el obispo Beilby Porteus buscaban reformar gradualmente la práctica e incluso prohibir la separación de familias y ofrecer atención médica, su objetivo inmediato era lo que Beckford llama la «esclavitud cristiana». Este concepto buscaba mantener el sistema esclavista, pero reformándolo lentamente, haciendo a los africanos «mejores» para el amo, en lugar de abogar por una liberación inmediata, una postura que se evidencia en el contenido selectivo de la Biblia editada.










