El Pitchfork Music Festival CDMX reunió para la noche del sábado un lineup fascinante y con una curaduría que comprobó que el renombrado sitio tiene un gran criterio para conocer el gusto del público. El encargado de cerrar la jornada fue King Krule, que regresó tras seis años de ausencia en la Ciudad.
La intensidad de Archy Marshall y su banda comprobó por qué ya son headliners en festivales internacionales, y su peculiar combinación de elementos los vuelve un acto hipnotizante en el que el público también se entregó a más no poder.
En un festival con el sello de garantía del medio estadounidense, notamos algunos detalles que lo ubican como un evento emergente, con sedes alternas en lo que parece ser un circuito que celebra la música alternativa.
Aquí te contamos cómo se vivió el sábado del Pitchfork Music Festival CDMX en su primera edición, en lo que seguramente se volverá un evento de asistencia obligatoria año con año en nuestro país.
Un día para celebrar el talento nacional e internacional en el Pitchfork Music Festival
Desde la entrada, el Pitchfork Music Festival daba una sensación de ser un espacio para celebrar lo underground , la música que atrae a los clavados en géneros poco convencionales. El pretexto era ideal para escuchar proyectos alternativos o independientes en un espacio con gente consciente de lo que estaba frente a ellos.
Temprano escuchamos a Mengers y Diles que no me maten, dos bandas mexicanas emocionantes que tienen todo por delante y ya acaparan la atención internacional. Los canadienses Corridor nos pusieron a bailar en el atardecer en el Frontón Bucareli, calentando para los actos cerradores de la noche.
La primera visita de Protomartyr en nuestro país resultó en un show intenso pero sobrio, en el que la banda de Detroit nos cautivó después de más de diez años de esperarlos en nuestro país. Joe Casey mostró la solidez que respalda sus letras sobre el escenario como un frontman estoico.
La sorpresa de la noche fue ver a Kelley Deal, hermana de Kim Deal, apoyando a la banda en sintetizadores, guitarra y voces de apoyo; y destacamos la respuesta del público en “For Tomorrow” y “Processed by the Boys”.
La primera vez de Protomartyr simbolizó todo lo que es el Pitchfork Music Festival. Una banda de culto en un escenario con buen sonido y producción sobria. Platicamos con ellos sobre su primer visita por acá.
El cierre estuvo a cargo del intensísimo King Krule
Tuvieron que pasar seis años para ver de nuevo a King Krule en México, esta vez en el Pitchfork Music Festival. Archy Marshall presentó su disco Space Heavy en la CDMX en un show intensísimo en el Frontón México. Nos sorprendió la respuesta de un público que se supo cada rola y no se detuvo ni siquiera en las baladas del músico inglés.
Aunque hubieron algunos problemas en las voces desde Descartes a Kant, se solucionó rápidamente. Archy requiere gritar y desgarrar su voz durante rolas como “Easy Easy”, o “Tortoise of Independency”.
Con apenas unos minutos de retraso, King Krule se apoderó del Frontón Bucareli en el marco del Pitchfork Music Festival CDMX. La ambientación sobria del músico inglés canceló las pantallas para poner un fondo alusivo a su Space Heavy.
Definitivamente King Krule te conquista con un show que encumbra lo mejor de su peculiar mezcla. Los solos brillan más que en el disco, y Archie se desvive con gritos y brincos en el escenario.
Una conexión inimaginable con sus fans en México
El saxofón en vivo se vuelve un elemento más del rock sofisticado y tétrico de King Krule. Lo de Ignacio Salvadores en el metal, lo hace parecer un guitarrista de metal, con una energía sorprendente y contagiosa sobre el escenario.
La sensación caótica que Archie expresa sobre el escenario se traduce en que la gente no pare de brincar ante su entrega, y rolas como “Easy Easy” y “Out Getting Ribs” se volvieron una absoluta locura en vivo.
El fondo de su escenario añade una profundidad inesperada, en un terreno baldío en el que solo tenemos a la banda y su música frente a nosotros.
Entre gritos de “ARCHIE, ARCHIE”, King Krule tomó la fuerza del público para dar un digno show de cierre. Nos sorprendió ver cómo conecta la gente con su música, y es que las líneas sombrías de bajo resonaban con coreos de un repleto Frontón Bucareli.
No es sencillo escuchar las baladas en medio de la energía de otras rolas, pero la verdad la gente convirtió las versiones en coreos masivos que “Flimsier” y “Baby Blue” en momentos memorables del cierre sabatino.
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