21 de Noviembre del 2025.- Un tribunal de la ciudad de San Petersburgo ha emitido finalmente una condena firme contra Marina Kojal, una mujer de 41 años que protagonizó uno de los casos criminales más impactantes de los últimos años en Rusia. La justicia la halló culpable de haber cometido el asesinato de su propio esposo, el conocido rapero ucraniano Alexánder Yushko, quien utilizaba el nombre artístico de Andy Cartwright. La sentencia dictada establece que la acusada deberá cumplir una pena de 12 años y medio en una prisión, cerrando así un largo capítulo judicial que comenzó con el hallazgo de los restos de la víctima.
El caso se remonta al mes de julio del año 2020, cuando las autoridades policiales detuvieron a Kojal tras descubrir una escena de horror dentro del apartamento que la pareja compartía. Los agentes encontraron el cuerpo del músico, que entonces tenía 29 años, completamente desmembrado y repartido en varias bolsas plásticas. Desde el primer momento, la mujer intentó desviar la atención de un posible asesinato, argumentando que su esposo había fallecido por causas naturales derivadas de una supuesta sobredosis de drogas y que ella solo intentó ocultarlo para proteger su reputación ante sus fanáticos.
A pesar de la versión inicial de la viuda, quien sostenía que actuó movida por el miedo y el deseo de que el público no supiera de la supuesta adicción del rapero, los investigadores nunca creyeron del todo su historia. La fiscalía trabajó arduamente para demostrar que no fue una muerte accidental, sino un asesinato premeditado y frío. Durante el juicio, se presentaron pruebas que indicaban que Kojal tenía motivos personales de fuerte animadversión hacia su pareja, lo que la llevó a planear su muerte y posteriormente a deshacerse del cuerpo de una manera meticulosa y perturbadora.
La mecánica del asesinato
Según los detalles revelados por la acusación durante el proceso legal, Marina Kojal no encontró a su marido muerto, sino que ella misma provocó su fallecimiento. La fiscalía acusó a la mujer de ejecutar el asesinato mediante la inyección de un medicamento que había comprado previamente en una farmacia, utilizando un argumento engañoso para administrárselo a la víctima. Una vez que el rapero perdió la vida a causa de esta sustancia, la mujer procedió a realizar actos que el tribunal calificó también como profanación de cadáver, agravando su situación penal.
Los días posteriores a la muerte de Andy Cartwright fueron escenario de una actividad macabra dentro del domicilio conyugal. La acusada pasó cuatro días enteros desmembrando el cuerpo de su esposo con herramientas domésticas para facilitar su desaparición. Empaquetó cuidadosamente los fragmentos humanos en bolsas y los almacenó en el refrigerador de la cocina para evitar la descomposición y el olor, intentando ganar tiempo para pensar cómo deshacerse de la evidencia del asesinato sin levantar sospechas entre los vecinos o las autoridades.
Reacción de la defensa
A pesar de la contundencia de las pruebas presentadas y de la sentencia de 12,5 años de prisión, Marina Kojal y su equipo legal continúan negando que se tratara de un asesinato. La defensa insistió durante todo el juicio en la versión de la sobredosis y en que las acciones posteriores de la mujer fueron producto de un estado de shock y desesperación, no de una intención criminal de matar. Tras escuchar el veredicto, los abogados anunciaron de inmediato que planean recurrir la sentencia ante instancias superiores para buscar la absolución o una reducción de la pena.
