13-Agosto-2025.-Gaza.- La guerra ha transformado drásticamente la vida de los jóvenes gazatíes. Estudiantes como Maha Ali, que alguna vez soñaron con carreras profesionales, ahora enfrentan un día a día marcado por la búsqueda de alimentos. La devastación ha convertido escuelas y universidades en refugios temporales, dejando a una generación sin acceso a la educación formal y con pocas perspectivas de futuro.
La estudiante de 26 años relató que sus aspiraciones de convertirse en periodista se han visto reemplazadas por una meta más básica: comer. “Llevamos mucho tiempo diciendo que queremos vivir, recibir educación y viajar. Ahora decimos que queremos comer”, afirmó Ali, reflejando el cambio de prioridades impuesto por la crisis humanitaria.
Desde la escuela primaria hasta la universidad, casi dos años de ataques aéreos han devastado la infraestructura educativa de Gaza. La Universidad Islámica, antes un centro lleno de vida académica, ahora sirve como refugio para desplazados, mostrando el impacto tangible de la guerra en el derecho a la educación y la estabilidad social.
El ministro de Educación palestino, Amjad Barham, denunció la destrucción sistemática de centros educativos, señalando que 293 de las 307 escuelas del enclave han sido destruidas total o parcialmente. Esta pérdida no solo afecta la formación académica, sino también el desarrollo emocional y social de los jóvenes, que ven sus horizontes truncados por el conflicto.
Más de 60 mil personas han muerto desde el inicio de los ataques israelíes en respuesta al ataque del grupo miliciano Hamás el 7 de octubre de 2023. Gaza, ya golpeada por pobreza y altas tasas de desempleo, enfrenta ahora un escenario de devastación generalizada, con instituciones colapsadas y una población dependiente de ayuda humanitaria para sobrevivir.
A pesar de la crisis, los jóvenes gazatíes muestran resiliencia y creatividad para enfrentar la adversidad. Organizaciones internacionales y educativas podrían implementar programas de educación a distancia, distribución de alimentos y apoyo psicológico, de manera que estas generaciones puedan retomar sus aspiraciones profesionales y personales, incluso en medio del conflicto. Sin atención inmediata, la pérdida educativa y nutricional podría generar un impacto generacional irreversible.
