
Una situación preocupante se vivió en Iowa, donde una joven nativa americana estuvo a punto de ser deportada por autoridades de inmigración debido a un error en su expediente. Leticia Jacobo, de 24 años y miembro de la comunidad indígena Salt River Pima-Maricopa, debía ser liberada tras cumplir una condena de un mes por conducir con la licencia suspendida. Sin embargo, en lugar de recuperar su libertad, fue notificada de que sería trasladada al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), lo que generó indignación en su familia.
El caso se complicó cuando su madre, Ericka Burns, recibió la noticia de que la joven sería entregada al ICE para un proceso de deportación, pese a que Jacobo nació en EE.UU. y pertenece legalmente a una comunidad indígena reconocida. Burns relató que los oficiales de la prisión se negaron a darle una explicación clara y solo señalaron que la deportación sería determinada por los agentes federales. La madre decidió permanecer en la cárcel hasta que lograra aclarar la identidad de su hija.
La situación se extendió por varias horas, generando preocupación entre la familia, que temía que la joven fuera trasladada antes de que pudieran demostrar el error. Finalmente, Burns entregó una copia del acta de nacimiento de su hija y presionó para que los oficiales revisaran a fondo el expediente. Tras una nueva evaluación, las autoridades admitieron que el documento de deportación había sido asignado incorrectamente.
De acuerdo con el teniente Mark Chance, todo se debió a un “error humano” provocado por una confusión durante el ingreso de varias personas a la cárcel en un mismo periodo. Según explicó, la orden de deportación correspondía a otra persona, pero fue colocada por equivocación en el archivo de Jacobo. El funcionario insistió en que no existió mala intención y que el incidente fue un caso aislado dentro de los procesos administrativos.
Sin embargo, algunos familiares no comparten esta versión. Una tía de la joven afirmó que la situación podría estar relacionada con discriminación, ya que Jacobo había estado en ese mismo centro en otras ocasiones y su identidad estaba claramente registrada. Además, cuestionó cómo era posible que semejante error ocurriera con alguien cuyos datos ya estaban en el sistema, lo que, a su juicio, evidencia fallas más profundas en los protocolos de identificación.








